El anuncio de Jesús no es un revestimiento, una capa de pintura, sino que va hacia el corazón y nos cambia. Lo dijo el papa Francisco en Misa del 28 de mayo de 2013 en la Casa Santa Marta del Vaticano.
El Papa afirmó que seguir a Jesús no significa tener más poder, porque su camino es el de la Cruz.
¿Cuál será el premio que recibiremos al seguirlo?
El Papa Francisco comenzó su homilía partiendo de una pregunta que Pedro le hace a Jesús y que, en el fondo, afecta a la vida de todo cristiano.
Jesús, observó el Papa, responde que todos los que le sigan tendrán “muchas cosas bellas” pero “con persecución”.
El camino del Señor, prosiguió, “es un camino de ‘abajamiento’, un camino que termina en la Cruz”.
He aquí la razón por la cual, añadió, “siempre habrá dificultades”. Existirán siempre, “porque Él ha hecho este camino antes” que nosotros.
Y advirtió que “cuando un cristiano no tiene dificultades en la vida –todo va bien, todo es bello- algo no va bien”.
La tentación de usar el cristianismo para subir
Se puede pensar que es “muy amigo del espíritu del mundo, de la mundanidad”. Y esto, constató, “es la tentación propia de un cristiano”:
No se puede quitar la cruz
El Papa recordó que en una época, “en la literatura de hace dos siglos”, a veces se acostumbraba a decir “desde niño quería hacer la carrera eclesiástica”.
Y afirmó que “muchos cristianos, tentados por el espíritu del mundo, piensan que seguir a Jesús es bueno porque se puede hacer carrera, se puede subir”.
Pero este “no es el espíritu”, es, sin embargo, la actitud de Pedro que habla de carrera y Jesús le responde: “Sí te daré todo con persecución”.
“No se puede quitar la cruz del camino de Jesús: siempre estará”.
El espíritu del mundo no tolera el amor
Y sin embargo, advirtió, esto no quiere decir que el cristiano debe hacerse el mal. El cristiano “sigue Jesús por amor, y cuando se sigue a Jesús por amor, la envidia del diablo hace muchas cosas”.
El “espíritu del mundo –observó- no tolera esto, no tolera este testimonio”.
Cien veces más pero con persecución
Quien deja su propia casa, su propia familia para seguir Jesús, dijo de nuevo el Papa Francisco, recibe cien veces más “ya en este tiempo”.
Ciento veces más pero con persecución. Y esto no hay que olvidarlo.
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