El Evangelio se anuncia con sencillez y gratuidad, afirmó el Papa Francisco en la Misa del 11 de junio de 2013 en la Casa Santa Marta.
El Papa aseguró que en la Iglesia el testimonio de la pobreza nos salva de convertirnos en meros organizadores de obras. Y advirtió que cuando queremos una “Iglesia rica”, la Iglesia “envejece”, “no tiene vida”.
En la Misa, concelebrada, entre otros, por el arzobispo Gerhard Ludwig Müller, participaron los sacerdotes y colaboradores de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El papa Francisco ofreció su homilía a partir de la siguiente exhortación dirigida por Jesús a los Apóstoles enviados a anunciar el Reino de Dios:
Un anuncio –dijo- que el Señor “quiere que se haga con sencillez”, esa sencillez “que deja sitio al poder de la Palabra de Dios”, porque si los Apóstoles no hubieran tenido fe en la Palabra de Dios”, “quizás habrían hecho otras cosas”.
El papa Francisco indicó la “palabra clave” de las consignas dadas por Jesús: “lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis”.
Todo es gracia, añadió, y “cuando nosotros queremos actuar de un modo donde la gracia” “se deja de lado, el Evangelio no tiene eficacia”.
“La predicación evangélica nace de la gratuidad, del estupor de la salvación que llega; lo que yo he recibido gratuitamente, debo darlo gratuitamente”, continuó.
El Reino de Dios, prosiguió, “es un don gratuito”. Y reveló que, desde los orígenes de la comunidad cristiana, esta actitud se ha visto sometida a tentaciones.
Está, dijo, “la tentación de buscar la fuerza” en lugar de la gratuidad, mientras que “nuestra fuerza es la gratuidad del Evangelio”.
Es más, “en la Iglesia siempre ha existido esta tentación”, y esto crea “un poco de confusión”, advirtió.
Porque “el anuncio parece proselitismo y por ese camino no se adelanta”. El Señor, añadió, “nos ha invitado a anunciar, no a hacer prosélitos”.
Citando a Benedicto XVI, destacó:
1La pobreza
“La Iglesia –añadió- no es una ONG: es otra cosa, más importante, y nace de esta gratuidad, recibida y anunciada”. La pobreza, afirmó, “es uno de los signos de esta gratuidad”.
2La alabanza
El otro signo, añadió el papa Francisco, “es la capacidad de alabanza, cuando un apóstol no vive esta gratuidad, pierde la capacidad de alabar al Señor”.
Alabar al Señor, “es esencialmente gratuito, es una oración gratuita: no pedimos, sólo alabamos”.