No debemos tener miedo de la libertad que nos da el Espíritu Santo, dijo el papa Francisco en la Misa del 12 de junio de 2013 en la Casa Santa Marta del Vaticano.
El Papa destacó que en este momento la Iglesia debe tener cuidado con dos tentaciones: la de volver atrás y la del “progresismo adolescente”.
“No penséis que yo he venido para abolir la ley”. El Papa pronunció su homilía partiendo de estas palabras que Jesús dirigió a los discípulos.
Y observó que esta cita evangélica va justo detrás de las Bienaventuranzas, “expresiones de la nueva ley”, más exigente que la de Moisés.
Esta ley, añadió el Papa, “es fruto de la Alianza”, y no se puede entender sin esta. “Esta Alianza –dijo-, esta ley es sagrada porque llevaba el pueblo hacia Dios”.
Y comparó la “madurez de esta ley” con el “brote que se abre y se convierte en flor”.
La ley del Espíritu
Jesús, afirmó, “es la expresión de la madurez de la ley y añadió que Pablo nos habla de dos tiempos “sin cortar la continuidad” entre la ley de la historia y la ley del Espíritu.
Miedo y vuelta atrás
La ley del Espíritu, dijo de nuevo, “nos lleva hacia un camino de discernimiento continuo para hacer la voluntad de Dios y esto nos da miedo”.
Un miedo, advirtió, que “tiene dos tentaciones”.
La primera es la “de volver hacia atrás”, de decir "hasta aquí podemos llegar" y por tanto nos quedamos aquí.
Esta, dijo, es la tentación del miedo a la libertad, del miedo al Espíritu Santo. Un miedo “que nos hace caminar a lo seguro”.
El Papa ha contado que un superior general, en los años ’30, había recogido todas las prescripciones anticarisma” para sus religiosos, “un trabajo de años”.
Fue a Roma a reunirse con un abad benedictino que, al escuchar lo que había hecho, le dijo que “había asesinado el carisma de su Congregación”, “había matado la libertad” ya que este “carisma da fruto en la libertad y él lo había detenido”.
Esta tentación de volver atrás, porque estamos más ‘seguros’ detrás: sin embargo, la seguridad plena está en el Espíritu Santo que nos lleva adelante, que nos da esta confianza –como dice Pablo-, la confianza en el Espíritu, que es más exigente.
Jesús nos dice: ‘En verdad os digo: hasta que no pasen cielo y tierra, no pasará una sola coma de la ley’. ¡Es más exigente!
Pero no nos da esta seguridad humana. No podemos controlar el Espíritu Santo: ¡Este es el problema! Esto es una tentación.
Un progresismo que te separa
Después, dijo, hay otra que es la del “progresismo adolescente”, que nos “hace salir del camino”. Ver una cultura y “separarse del todo de esta”.
El camino, dijo, “es el de la libertad en el Espíritu Santo, que nos hace libres, en el discernimiento continuo sobre la voluntad de Dios para seguir adelante en este camino, sin volver atrás ni salirnos de él”.
Pidamos al Señor, concluyó, “la gracia que nos da el Espíritu Santo para seguir hacia delante”.