Vaticano: papa Francisco nombra una comisión para controlar el IOR

El mal llamado “banco vaticano” deberá estar en armonía con la misión de la Iglesia“Conocer mejor la posición  jurídica y las actividades” del IOR, el mal llamado “banco vaticano”, “para permitir una mejor armonización del mismo con la misión de la Iglesia universal y la sede apostólica”: esta es en síntesis la tarea de la Comisión Pontificia instituida por el Papa Francisco el pasado 26 de junio con un documento autógrafo del propio Pontífice.
 
La Comisión, que se pondrá a trabajar en breve, está compuesta por el cardenal salesiano Raffaele Farina (presidente), archivero y biblista emérito del Vaticano, experto en patrística; por el cardenal Jean-Louis Pierre Tauran, miembro de la Comisión cardenalicia de vigilancia sobre el IOR; por mons. Juan Ignacio Arrieta Ochoa (coordinador), secretario del Consejo Pontificio para los Textos legislativos, perteneciente al Opus Dei; por mons. Peter Bryan Wells (secretario), número tres de la Secretaría de Estado; y por la profesora Mary Ann Glendon, jurista en Harvard y ex embajadora de EE.UU. ante la Santa Sede. A estos cinco podrán añadirse otros miembros en caso necesario, y además la Comisión podrá contar con colaboradores externos.
 
Como se explica en la nota, el fin de la Comisión es “recoger informaciones sobre el funcionamiento del Instituto” y entregar las conclusiones de su trabajo al Papa, “además de todo su archivo, nada más concluir los trabajos. No será un órgano permanente, sino más bien de consulta, y su trabajo no se superpondrá al del AIF, la Autoridad de información financiera de la Santa Sede presidida por el suizo Renè Bruelhart.  “El secreto de oficio y las demás restricciones” establecidas por el ordenamiento jurídico – se lee en el documento – “no inhiben o limitan el acceso de la Comisión a documentos, datos e informaciones”, salvo por “las normas que tutelan la autonomía y la independencia de las autoridades que llevan a cabo actividades de vigilancia y regulación del Instituto.
 
Su finalidad es “introducir reformas”, después de escuchar el parecer de los diversos cardenales, obispos y colaboradores, para “adecuar mejor las estructuras y las actividades del IOR a las exigencias de los tiempos”, y “permitir que los principios del Evangelio permeen también las actividades de naturaleza económica y financiera”.
 
Habrán sido las repetidas señales – el nombramiento de una persona de confianza dentro del IOR, mons. Paolo Riccacon – o los mensajes – “a san Pedro no le hace falta un banco” – lanzados por el papa Francisco desde su toma de posesión, lo que ha hecho que la noticia no haya sorprendido a nadie. De esta forma, el pontífice pretende meter mano a la reforma del IOR, reclamada desde muchas instancias a causa de las repetidas acusaciones. El IOR está siendo investigado por la fiscalía de Roma, que el verano pasado protagonizó un incidente por un presunto caso de blanqueo de dinero. Hace un año, Moneyval, el organismo del Consejo de Europa que se ocupa de la trasparencia financiera, declaró que el IOR no respetaba los estándares europeos.
 
Es verdad que se trata de una acción ya anticipada por Benedicto XVI, quien antes de renunciar al ministerio petrino, había dejado en la mesa de su sucesor un dossier secreto sobre el IOR y sobre el escándalo Vatileaks, que estalló después del robo y difusión de algunos documentos vaticanos por parte del mayordomo del papa, Paolo Gabriele.
 
Respondiendo a las preguntas de los periodistas, el padre Federico Lombardi, director de la sala de prensa de la Santa Sede, afirmó que no se trata de un “comisariado”, pues la recién nacida Comisión “no interviene en la vida del Instituto”, el cual seguirá llevando a cabo sus actividades.
 
Para el vaticanista del Corriere della Sera Massimo Franco, esta Comisión es mucho más de lo que parece. No significa aún la intervención del IOR, pero prepara una radiografía despiadada del “banco vaticano”. “Desde cierta perspectiva, un efecto colateral podría ser el de abajar, o incluso abatir, lo que un banquero define como ‘el muro de Berlín’ entre las actividades financieras del IOR y los controles de Bankitalia y del ministerio de Economía. La tendencia a considerar la colaboración como un atentado contra la soberanía y la independencia vaticanas sigue creando incomprensiones, además de las investigaciones de la magistratura” (Corriere della Sera, 27 junio).
 
Según afirma Marco Politi en Il Fatto Quotidiano (27 de junio): “La noticia de la comisión de investigación ha sido acogida con absoluta calma por el nuevo presidente del IOR von Freyberg (nombrado poco antes del conclave). Freyberg, que nunca ha sido recibido oficialmente por el Pontífice, pero que lo ha encontrado en la residencia Santa Marta donde ambos residen, se ha adjudicado la tarea de limpiar el banco de cuentas corrientes sospechosas para poder presentar a Francisco un instituto en orden”. Mientras “desde mayo una docena de consultores de la agencia internacional 'Promontory' se ha instalado en el torreón de Nicolás V para hacer un trabajo meticuloso de revisión de todos los datos. Mil cuentas corrientes son inspeccionadas cada mes tanto en lo referente a titulares como a movimientos”.