¿Finalidad terapéutica o finalidad eugenésica?El Gobierno británico ha autorizado el tratamiento de fertilidad con tres “padres”. El pretexto, como siempre que se ha querido sobrepasar la raya roja de la bioética: una supuesta finalidad terapéutica. A partir de la manipulación de dos embriones se gestaría una tercera vida humana que neutralizase una previsible mitocondria insalubre de la madre. La propuesta legislativa incumple al menos cinco principios bioéticos fundamentales:
En primer lugar supone la destructiva manipulación de dos vidas humanas (el embrión de los padres y el embrión de los donantes) de modo que ambas vidas con su propia identidad genética se sacrifican a favor de la monstruosa generación de una tercera vida humana.
En segundo lugar, es una manipulación genética que requiere desechar muchas vidas humanas en gestación. Además de los dos embriones manipulados, están los que siempre se proveen para agilizar el proceso. Como toda fecundación in vitro, y aunque esto suela ocultarse a la opinión pública, comporta varios micro-abortos por cada fecundación pretendida.
En tercer lugar, tiene una finalidad eugenésica, es decir, de selectiva purificación de la raza. En lugar de decir “finalidad eugenésica”, eufemísticamente se dice “finalidad terapéutica”. Lo cual es falso: porque la terapia significa proceso de curación, y aquí no se cura a nadie, sino que se busca mediante métodos selectivos la gestación de bebés de diseño.
En cuarto lugar, introduce una segunda madre que también eufemísticamente llaman “madre biológica” tratando de separar la dimensión familiar y biológica. Es contranatural que una criatura humana nazca de una combinación genética para cuya gestación intervienen un padre y dos madres, o en el futuro, varios padres y madres. Supone anular el derecho humano a tener un padre y una madre, y no un padre colectivo.
Y en quinto lugar, según la comunidad científica más prestigiosa, se trata de un proceso de manipulación genética sin ningún conocimiento sobre sus efectos. No se sabe qué tipo de vida humana se está fabricando.
Desde que en el Paraíso terrenal Adán y Eva pretendieron ser como Dios, nunca sus descendientes habían llegado tan lejos a la hora de sustituirle como creador, con el fin de recrear, manipular, y controlar a sus semejantes.