Ahora trabaja en el proyecto “Catholic Voices”De apellido Keynes, pero desciende nada menos que de Darwin. El famoso economista John Maynard Keynes, cuyas teorías todavía dividen a los expertos (después de que los Estados las han aplicado ampliamente en todo el siglo XX) era hermano de Geoffrey, que se casó con Margaret Darwin, tataranieta del celebérrimo Charles. Margaret fue la bisabuela de Laura Keynes, que de esta manera se ha encontrado emparentada con dos monstruos sagrados del pensamiento mundial moderno. Estas dos figuras que todavía hoy influencian a Occidente y cuyo impacto solo puede compararse con el marxismo (no por casualidad todavía se habla del darwinismo y keynesismo).
Laura, nacida en Londres, se doctoró en 2010 en filosofía en Oxford. Actualmente vive en Cambridge donde escribe para importantes publicaciones como el Times Literary Supplement, The Observer, Standpoint Magazine y está actualmente trabajando en su primer libro. Nos llamó la atención sobre ella un lector que vive en Holanda y que nos dirigió sobre la web de la Unión de Cristianos Católicos Racionales (UCCR), que ha su vez nos ha remitido al Semanal británico “Catholic Herald” (13 de junio de 2013). En este nos enteramos de que Laura Keynes no solo se ha convertido al catolicismo sino que casi se ha transformado en una apologeta a tiempo pleno. Se ha unido, de hecho, al proyecto “Catholic Voices”, iniciativa de divulgación y apologética católica en el mundo anglosajón. Hasta aquí, nada excepcional, aparte de la ascendencia especial de esta persona.
El punto es que Laura Keynes se convirtió al catolicismo después de haber leído el bestseller The God Delusion del famoso ateo militante Richard Dawkins.
Es necesario saber que Laura no tenía ninguna predisposición familiar al interés por la religión. Su padre, simplemente, pasaba del tema, como sus dos ilustres antepasados. La madre, nacida en el anglicanismo, se pasó poco después al catolicismo (cosa frecuente en Gran Bretaña) hasta el punto hizo bautizar a su hija al rito católico. Su convicción era tan débil que después de algunos años se pasó al budismo (cosa también frecuente entre las familias chic, y no solo en Gran Bretaña).
Así Laura creció en un ambiente sustancialmente agnóstico, en el que la religión era menos que un hobby personal, más bien el último de los pensamientos. Después Laura creció y, mientras estudiaba para el doctorado en Oxford, se interesó por el debate surgido en torno al llamado “new atheism” de Dawkins. Profundizó en el tema y se dio cuenta de que toda la novedad se basaba en una instrumentalización de su antepasado naturalista. Que, por otro lado, no tuvo ninguna intención de fundar un nuevo credo basado en el más crudo materialismo. De hecho, en su momento se molestó bastante por las conclusiones teológicas que algunos, en su época, intentaron extraer de sus estudios de biología.
En sus conclusiones, Laura descubrió que “el ‘nuevo ateísmo’ llevaba siempre un germen de intolerancia y de desprecio a las personas”. De allí, comenzó un recorrido intelectual que la llevo a valorar “la santidad y la dignidad de la vida humana”. Conclusión final: “Elegí libremente ser católica después de muchas reflexiones y de largos análisis”. Naturalmente, su conversión, dada su ascendencia, ha levantado ampollas. Los comentarios suscitados han sido del tipo: “Pero si parecía una chica tan inteligente…”.
Llegados a ese punto, Laura replica que una característica de la familia es la actitud de “explorar y analizar las incongruencias en las pruebas”. Esto hizo y la conclusión la llevó directamente al bautismo papista. Tras la estela de grandes intelectuales ingleses que, usando solo el cerebro, la precedieron: Chesterton, Lewis, Tolkien, Newman, Eliot, Waugh…