La gran ciudad del Rey David y centro religioso universalJerusalén es sin duda la ciudad hoy existente con mayor tradición y contenido religioso, a la par que con una historia larga y turbulenta, a pesar del nombre bíblico Salem, que significa “ciudad de la paz”.
El nombre actual es la traducción del término hebreo Yerusalaim, que a su vez deriva del nombre cananeo Urusalim, que significa “fundación de Salem”.
En el libro del Génesis se menciona al cananeo Melquisedec, sacerdote del Dios Altísimo y rey de Salem. Fue contemporáneo de Abrán. La tradición judía posterior identificó Salem con Jerusalén.
Durante la ocupación de los jebuseos se la llamó Jebus, pero la tradición judía lo cambió por el de ciudad de David, después de ser ocupada y convertida en capital por este rey.
El nombre Sión, de origen cananeo, tuvo en la literatura profética y en los salmos un sentido mesiánico escatológico; más tarde designó la colina norte donde Salomón edificó el Templo.
Luego los judíos dieron este nombre a la colina suroccidental donde estaba el Cenáculo y tuvo su sede la primera comunidad cristiana.
Situación
Jerusalén está construida sobre una serie de colinas dispuestas en orden ascendente de sur a norte y de este a oeste, como peldaños de la colina noroccidental, la más alta, llamada El-Gareb.
Está rodeada por dos torrentes profundos: el Cedrón, que la separa del monte de los Olivos por el lado oriental, y el Ginón, que la rodea por el sur y el oeste. Ambos se unen al sur de la ciudad con un tercero, el torrente del Tiropeón, que cruza la ciudad antigua de norte a sur, desde la Puerta de Damasco hasta Siloé.
La Ciudad de David
Es el nombre que se le da a la colina baja sobre la que se asentó la ciudad primitiva, conocida como el Ofel.
A finales del tercer milenio antes de Cristo se estableció aquí el pueblo de los jebuseos, quienes fortificaron por primera vez la colina por su situación estratégica y la presencia de la fuente de Guijón.
Al cabo de dos siglos de permanencia hebrea en el país, la ciudad jebusea fue finalmente conquistada por David, quien la convirtió en capital de su reino.
Después la fortificó y la convirtió en centro religioso de las tribus con el traslado del Arca a la ciudad.
Salomón construyó el primer templo en la colina norte, que fue objeto de ataques durante los reinados de Roboam, Yoram, Amasías y Ezequías.
El templo fue destruido por Nabucodonosor el 587 y la población de Jerusalén fue deportada. A la vuelta del destierro se reconstruyó el altar de los holocaustos y se edificó un nuevo Templo (520-516).
En el año 169 a. de C. Antíoco IV conquistó Jerusalén y saqueó el Templo, que fue dedicado a Zeus Olímpico; esto provocó la revuelta de los Macabeos, que recuperaron Jerusalén y restauraron el culto judío en el Templo. El 63 a de C. fue conquistada por Pompeyo, que nombró a Herodes el Grande rey vasallo de Jerusalén.
Éste se dedicó a embellecer la ciudad con nuevas construcciones: un anfiteatro y un teatro, el Palacio Real… La más importante de sus obras fue la reconstrucción del Templo iniciada el año 20 a. de C.: amplió la explanada hacia el oeste, sur y norte y la rodeó de pórticos y hacia el centro de la explanada se levantó el Santo de los Santos precedido de diferentes patios.
El Templo fue incendiado el año 70 d. C. durante el asedio de las legiones romanas y la ciudad destruida. Sofocada la segunda sublevación judía contra los romanos el emperador Adriano ordenó que sobre el lugar del Templo se levantara otro templo dedicado a la tríada capitolina (Júpiter, Juno y Minerva) y en el sitio del Gólgota y del Santo Sepulcro se construyó el templo de Venus.
El año 326 Santa Elena visitó la ciudad junto con su hijo el emperador Constantino, el cual destruyó el templo de Venus y ordenó la construcción de la Basílica del Martyrium, junto al montículo del Gólgota.
A finales del siglo IV se edificó una nueva basílica en el lugar del Cenáculo por orden del patriarca de Jerusalén, Juan.
El reinado del emperador Justiniano (527-565) fue el periodo más floreciente de la ciudad: edificó, entre otras, la Nueva Basílica de Santa María, que aparece representada en el mosaico de Mádaba.
El año 614 Jerusalén fue saqueada por los persas sasánidas, que se llevaron la Cruz de Jesús.
El emperador Heraclio la recuperó el año 628. Diez años después la ciudad fue sometida de nuevo, esta vez por los musulmanes, liderados por el califa Omar.
Los reyes Omeyas construyeron las mezquitas de la Roca y la de Al-Aqsa.
El año 1099 los cruzados entraron en Jerusalén, de la que fueron expulsados por Saladino el 1187, que cambió la fisonomía de la ciudad debido a la nueva concepción del espacio: las plazas se redujeron y las calles se estrecharon y cubrieron con bóvedas y arcos.
Pero las construcciones más representativas de este periodo cruzado son la Basílica del Santo Sepulcro y la iglesia de Santa Ana.
Del 1250 al 1517 Jerusalén estuvo ocupada por los mamelucos de Egipto, cuya huella todavía se conserva en la puerta del Mercado del Algodón.
Durante el periodo Otomano (1517-1917) perdió mucha importancia, si bien se reconstruyeron la muralla y alguna de sus puertas. En 1917 los ingleses expulsan a los turcos de Jerusalén, que se convierte en capital de Palestina durante el mandato británico (1920-1948). Un año antes estalló la guerra entre judíos y árabes.
Al proclamarse la independencia del Estado de Israel en 1948 Jerusalén quedó dividida: la Jerusalén Este para los palestinos y la zona occidental para los judíos, que durante la Guerra de los Seis Días conquistaron la Jerusalén Este, nombrándola capital de Israel.
La Jerusalén antigua es la parte de la ciudad de dentro de la muralla reconstruida por Solimán el Magnífico en el siglo XVI.
Puerta de Damasco
Hay en la muralla ocho puertas, de las cuales siete son practicables, excepto la Puerta Dorada, en el lado este.
La puerta de Oro, hoy clausurada, que según la tradición se abrirá cuando venga el Mesías
La Puerta Nueva se halla en el extremo noroeste. La Puerta de Jaffa es única en el lado oeste. En el sur están la Puerta de Sión y la de la Basura.
El lado este tiene otra puerta, la de San Esteban (conocida como Puerta de los Leones). En el lado norte están la Puerta de Herodes y la más conocida de todas: la Puerta de Damasco, la central de las tres puertas del tramo norte de la muralla.