La fe cristiana, fundamentalmente católica, y la lengua castellana y portuguesa, elementos que forjan el imaginario colectivo espiritual de LatinoaméricaDurante la Peregrinación y Encuentro Continental “Nuestra Señora de Guadalupe, estrella de la nueva evangelización en el continente americano” en su tercera jornada celebrada el día de ayer lunes 18 de noviembre, han participado los cardenales Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa (Honduras) y José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara (México).
El tema que reunió a dos de los cardenales más influyentes de América Latina fue, justamente, el tema de la cultura en común que comparte el Continente, una cultura que tiene a Jesucristo en su base, fruto de la evangelización llevada a cabo, quizá como en ningún otro punto del planeta, por las órdenes religiosas, principalmente las órdenes mendicantes.
Cultura común latinoamericana
El cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, se preguntó si podemos hablar de una “cultura común latinoamericana” y el papel que la Iglesia católica ha jugado y juega en esta configuración del alma del subcontinente. Después de apuntar que no se puede hablar de una sola América, brindó algunos elementos unificadores de la región.
Presentó a la fe cristiana, fundamentalmente católica, y la lengua castellana y portuguesa, como elementos que forjan el imaginario colectivo espiritual de Latinoamérica.
A esos elementos sumó la realidad de pobreza y desigualdad, dependencia económica de las potencias mundiales y la explotación de los recursos naturales, como “rasgos comunes y vergonzantes” en todos los países que componen el subcontinente latinoamericano.
El también presidente de Cáritas Internationalis y coordinador del Consejo de Cardenales que asesoran al Papa en la Reforma de la Iglesia, aseguró que es “urgente atender las circunstancias actuales” de nuestra América, vistas como oportunidades y con audacia y creatividad, para ser fieles al hombre latinoamericano.
Abundó que el reto mayor para la Iglesia es la “inculturación del evangelio”, de la cual Santa María de Guadalupe, inscrita en el proyecto de Dios para estas tierras, es modelo y constante predicación de esta necesidad.
El arzobispo de Tegucigalpa señaló como tareas acuciantes el tener en cuenta los signos de los tiempos, promover la cultura de la vida, atender la mística de los pueblos latinoamericanos, renovar las comunidades de base como modelo de Iglesia propiamente latinoamericana, hacer efectiva la opción preferencial por los jóvenes y favorecer una auténtica Iglesia liberadora.
Recomenzar desde Cristo
Por su parte, el cardenal José Francisco Robles Ortega, quien está al frente de la arquidiócesis de Guadalajara, una de las jurisdicciones eclesiásticas con mayor número de vocaciones en el mundo, reflexionó con los congresistas acerca de la transmisión de la fe en el contexto actual, en este “cambio epocal”, que se caracteriza por una falta de sentido en los seres humanos, no de “sentidos parciales” sino de aquel que da pleno rumbo y unidad a la existencia entera de cada uno y de la sociedad: el que nace de la experiencia de encuentro con Dios.
El purpurado, quien también es presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), abundó sobre el tema diciendo que no tenemos ya aquella “transmisión espontánea de la fe” que nuestros mayores vivieron. Señaló que la situación actual es “difícil del leer”; y añadió que entrar en diálogo con las nuevas generaciones, los jóvenes y adolescentes por ejemplo, es más que “un simple ponerse a la moda”.
Otro rasgo que hizo presente en su ponencia fue el de “la religión que explora”, es decir, el hombre y mujer moderna que exploran las distintas alternativas religiosas como si de un supermercado se tratara.
Señaló monseñor Robles Ortega que ha habido una reducción de lo religioso a lo estético, en el sentido de buscar sólo aquello que haga “sentir bonito”, con un “arsenal de medios emotivos”, pero que huye del compromiso.
El cardenal Robles Ortega aseveró que el mayor desafío es anunciar la Buena Nueva de siempre de tal manera que el hombre actual la sienta cercana, creativa y atractiva. El reto es “recomenzar desde Jesucristo”, concluyó.
Aleteia (Con información de El Observador)