Entrevista al presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones, monseñor CelliPese a tener a nuestro alcance poderosísimos instrumentos de comunicación, nunca como hoy el hombre se había sentido tan solo, afirma el presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, monseñor Claudio María Celli en la siguiente entrevista publicada en el semanario Cataluña Cristiana.
Esta comunicación y esta Iglesia que presenta el nuevo Papa es presentada a menudo en contraposición con los anteriores. Se habla mucho de revolución. ¿Por qué cuesta tanto entender que es la misma Iglesia expresada de manera distinta?
No es una revolución lo que ha hecho Francisco. Simplemente se ha puesto en una actitud de escucha, de diálogo, de cercanía… que también había antes, pero que el papa Francisco ha acentuado. Por eso en el campo que nos ocupa, el de la comunicación, la clave no está en la adquisición de tecnología sofisticada, sino en el redescubrimiento de lo que llevo en el corazón y ver cómo, en una inventiva de amor, logro decir esto a los hombres y a las mujeres de hoy.
En más de una ocasión usted ha explicado que no costó convencer a Benedicto XVI para llevar a cabo la revolución digital que ha tenido lugar en los últimos años en la Santa Sede… ¿Con Francisco ha pasado lo mismo?
Con el Papa Francisco he hablado ampliamente sobre estos temas porque me interesaba mucho saber cuáles eran sus consignas. El Papa reconoce sus límites en este aspecto, pero al mismo tiempo quiere que se siga adelante por este camino. Por eso hemos seguido adelante con Twitter y el resto de iniciativas emprendidas hasta el momento.
Francisco percibe y es muy consciente de las oportunidades que las nuevas tecnologías nos ofrecen. Éste es el camino que ha de seguir la Iglesia, y un servidor, como presidente del Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales, tiene la misión de ayudar a las distintas Iglesias particulares a tomar conciencia de estas oportunidades.
No hace mucho tiempo era habitual la pregunta sobre si la Iglesia sabe comunicar… Con la irrupción de Francisco parece, sin embargo que esa cuestión ha pasado a segundo plano. ¿Por qué cree que ha despertado tanto entusiasmo mediático?
Porque su comunicación es directa, abierta, con una gran carga de simpatía. Usa palabras que los hombres y mujeres entienden perfectamente, o imágenes conceptuales con gran fuerza evocadora: la Iglesia como hospital de campaña, el pastor que debe tener olor a oveja, las religiosas como madres y no solteronas… Son expresiones inmediatas. Él nos da ejemplo y ayuda a la Iglesia.
El hombre de hoy tiene una enfermedad particular: no sabe esperar, le falta esperanza e incluso diría que ha perdido la capacidad de soñar. La pregunta es: ¿cómo yo, Iglesia, sé calentar hoy el corazón de los hombres? Uno de los mayores dramas de nuestro tiempo es la soledad. Pese a tener a nuestro alcance poderosísimos instrumentos de comunicación, nunca como hoy el hombre se había sentido tan solo.
Lea aquí la entrevista íntegra, publicada esta semana en Cataluña Cristiana.