Padre Zollner: “La Iglesia toma seriamente la prevención de los abusos a los niños”ROMA (RVA). Gran interés internacional desató la decisión de papa Francisco de instituir una Comisión para la protección de los menores, basada en la propuesta del Consejo de los 8 cardenales encargados de estudiar la reforma de la curia romana. A tal propósito, Fabio Colagrande ha entrevistado a padre Hans Zollner S.J., responsable del Centro para la Protección de la infancia de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.
Padre Zollner: las Iglesias locales activas contra el abuso
«Esta es una decisión de gran importancia para toda la Iglesia. El hecho mismo que sea la primera decisión concreta que nace de la colaboración de las Iglesias locales representadas por los cardenales, como ha pedido explícitamente el Pontífice, es un signo que no se puede subestimar: el Papa y la Iglesia universal toman seriamente el tema de la prevención de los abusos a los menores y de los abusos en general.
Este es un signo muy fuerte al interno y al externo de la Iglesia: al interno dirigido a todos aquellos que trabajan desde hace mucho tiempo en el campo de la prevención de los abusos, y para aquellos que no quieren admitir que esto sea necesario, conveniente, y es que no podemos retrasarnos más en el tratamiento de estos casos que se han verificado, con las medidas justas para la prevención. Después esto es un signo exterior dirigido a la sociedad, a los medios de comunicación y a todos aquellos que se interesan de este argumento, demostrando que la Iglesia está al frente de la lucha contra los abusos».
Algunos medios de comunicación han presentado la decisión de papa Francisco como una medida que llega de repente. Queremos aclarar, en cambio, ¿en cuál contexto viene tomada la decisión de crear esta Comisión?
«Se debe decir que la Iglesia católica por lo menos desde el año 2000 había- también visiblemente – tomado muy seriamente este trabajo, cuando el entonces cardenal Ratzinger, en aquel periodo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, confío a la Congregación misma la responsabilidad universal de la jurisdicción penal sobre los casos de abusos cometidos por sacerdotes o por otros miembros de la Iglesia sobre menores. Esta posición tiene raíces en el tiempo: desde 2005, Benedicto XVI – ya Papa – en sus viajes internacionales ha encontrado a las victimas de los abusos y ha sostenido y aprobado cada documento que aclarara la legislación interna de la Iglesia (las normas de derecho canónico, las normas relativas a los procedimientos) contra los abusadores.
En el año 2010 y en 2011 estas normas ha sido aún más apuradas y es necesario decir que estas pautas de la Iglesia, respecto a la persecución de los abusadores, son las más severas entre las legislaciones del mundo. Por todo el periodo en el cual Joseph Ratzinger ha sido prefecto de la Congregación y después como Pontífice, Benedicto XVI, se ha personalmente interesado a estos temas y ha hecho cuanto ha estado en su poder para poyar las numerosas actividades en todo el mundo– en Brasil, en Sudáfrica, en Filipinas, donde la Iglesia católica está comprometida desde hace mucho tiempo en las implementaciones de los programas de prevenciones de los abusos».
La Comisión que ha sido instituida por el Papa tiene tareas específicas: han sido señaladas por el cardenal O’Malley durante la presentación. Son tareas muy similares a aquellas de vuestro Centro para la protección de los menores. ¿Es posible una importante colaboración entre ustedes y ésta naciente Comisión?
«La lista de las tareas presentadas por el cardenal O’Malley es muy amplia, extensa y compleja. Estas ciertamente superan las capacidades y las posibilidades de un Centro como el que hemos hecho nosotros. Nuestra tarea es formar e informar: nos ocupamos sea de la formación inicial de los seminaristas y de los sacerdotes, sea de la formación continua. Esta es una tarea anunciada por el cardenal: la colaboración con la autoridad civil, todo el proceso de revisión de los llamados “protocolos” – las líneas guía de las Conferencias episcopales, de las Ordenes de religiosos, de las Instituciones académicas, educativas de la Iglesia católica…Todo esto es muy complejo y ciertamente se necesita de una estructura de subsidiaridad: es decir, la Comisión que será instituida cuando el Papa lo quiera podrá supervisar los procesos en los diversos países. Yo imagino que sobre todo pueda intervenir donde hay una mayor falta de recursos y que pueda recomendar de aplicar las mejores practicas a otros países».
Radio Vaticano