Pide a los trabajadores de la Curia: profesionalidad, servicio y santidadEl Papa Francisco en su discurso de felicitación a la Curia Vaticana agradeció el trabajo de todos los que colaboran cotidianamente en el servicio a la Iglesia y en su primera Navidad como Obispo de Roma, explicó: “siento la necesidad de decirles a ustedes un efusivo «gracias»: a todos como comunidad de trabajo y a cada uno personalmente”.
“Gracias por su servicio cotidiano: por el celo, la diligencia, la creatividad; gracias por el esfuerzo, no siempre fácil, de colaborar en el trabajo, de escucharse y confrontarse, de valorar personalidades y cualidades diferentes en el respeto recíproco”, afirmó el Santo Padre agradeciendo de manera particular a todos los que dejan la Curia: “sobre todo a los que han trabajado aquí durante muchos años y con tanta dedicación, en lo escondido”.
El Papa Francisco mostró su admiración por todos los monseñores que siguen el modelo de los antiguos curiales, “personas ejemplares”: “Personas que trabajan con competencia, con rigor, con abnegación, desempeñando con esmero sus tareas de cada día”.
De esta manera, quiso tomar este modelo del oficial de curia y destacar: “la profesionalidad y el servicio”. La profesionalidad, como un requisito “fundamental para trabajar en la Curia” y el servicio: “ En la Curia Romana se aprende, «se respira» de un modo especial precisamente esta doble dimensión de la Iglesia, esta compenetración entre lo universal y lo particular; y me parece que ésta es una de las más bellas experiencias de quien vive y trabaja en Roma: «sentir» la Iglesia de esta manera”.
“Cuando no hay profesionalidad, lentamente se va resbalando hacia el área de la mediocridad”, explicó el Papa Francisco: “los expedientes se convierten en informes de «cliché» y en comunicaciones sin levadura de vida, incapaces de generar horizontes de grandeza”. De igual manera, cuando no hay servicio a las iglesias particulares y a sus obispos: “crece entonces la estructura de la Curia como una pesada aduana burocrática, controladora e inquisidora, que no permite la acción del Espíritu Santo y el crecimiento de Pueblo de Dios”.
A estas dos cualidades, el Papa Francisco unió la “santidad de vida”. “La santidad en la Curia significa también hacer objeción de conciencia a las habladurías”. “La cháchara daña la calidad de las personas, del trabajo y del ambiente”, afirmó el obispo de Roma, que puso como modelo el papel de san José. “tan callado y tan necesario al lado de la Virgen María”.
Finalizó su discurso mostrando que se siente sostenido por las oraciones y felicitando: “una Navidad de luz y de paz a cada uno de ustedes y a sus seres queridos”.