Cualquier propósito, por pequeño o grande que sea, pone a prueba nuestra fuerza de voluntadEl comienzo de un año es el momento más común para emprender nuevas metas en la vida. Para algunas personas, los propósitos no van más allá de comenzar una dieta, o dejar de fumar. Otras, sin embargo, se proponen ideales de superación personal, una mejor vida familiar y conyugal, o cultivar valores cristianos. Lo cierto es que cualquier propósito, por pequeño o grande que sea, pone a prueba nuestra fuerza de voluntad.
Es común ver por esta época el entusiasmo con que se comienzan todos esos nuevos propósitos. Lo que es verdaderamente meritorio, y no muy común, es ver aquellas personas que continúan hasta lo último. Y es que son muchas las disculpas que se sacan para dejar un proyecto empezado. De ahí la importancia de no dejarse vencer por excusas comunes como:
No ve rápidamente los resultados que esperaba. Se le olvida que para llegar a una meta, debe superar pequeñas pruebas para obtener el ‘premio mayor’.
No se siente capaz de tomar el riesgo de herir su ego emprendiendo algo que cree no tendrá éxito. Antes de realizar un propósito debe ejercitarse mentalmente para lo que deberá luchar hasta lograr la meta.
Empieza a sentirse cada vez más desanimado porque no es capaz de concentrarse en el resultado. Los obstáculos absorben su atención. Ya no ve los obstáculos como barreras que hay que superar sino como peligros que hay que evitar y como avisos que le advierten que debe abandonar el proyecto. Quiere fuego antes de traer la leña.
Si ha tenido una desilusión en el pasado (y, ¿quién no?) puede usar esa disculpa como una forma de escaparse del compromiso.
Para ejercitar la fuerza de voluntad es importante mantenerse enfocado en el resultado que quiere lograr, pero sin olvidar los pequeños triunfos por el camino. Es cierto que aparecerán obstáculos, pero en vez de dejarse vencer por ellos, úselos para fortalecer su determinación.
La autodisciplina: habilidad que se cultiva
Usted admira a otras personas a su alrededor por su tenacidad y fortaleza. “¿Cómo logran salirse de sus camas y trotar todas las mañanas?” Es cuando se pregunta si a usted le falta disciplina, o si se trata de un rasgo innato.
Pero la disciplina no es algo con lo que se nace; es una habilidad que se cultiva. Se necesita mucho más que un capricho o deseo pasajero para poder tener disciplina. La disciplina es un asunto de entrenamiento diario.
Artículo publicado originalmente por LaFamilia.info