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Revisitando El árbol de la vida

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Ignacio Pérez Tormo - publicado el 19/02/14
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Una moderna versión del libro de JobEl árbol de la vida es quizá la película más controvertida de lo que llevamos de siglo XXI. En ella, se puede apreciar un marcado enfoque cristiano. Ya el título, extraído del libro Génesis y otros libros del Antiguo Testamento, y del Apocalipsis, nos sitúa en este plano. El símbolo del árbol de la vida tiene dos significados en la película. Cuando lo utiliza el padre, es cada hijo creciendo fuerte, con salud. Cuando lo hace la madre, se refiere al Cielo.

La cinta muestra con diversas pinceladas impresionistas la vida de una familia de una pequeña población de Texas durante la década de 1950. La familia está formada por el padre, la madre y tres hijos. Uno de los hijos muere trágicamente. Todo lo cual es narrado por el hermano mayor, desde sus recuerdos ya adulto, rodeado de los cristales y los ascensores de un rascacielos.

De toda la película destaca una breve secuencia, la cual funciona como una pequeña película autónoma dentro del largometraje. Dura tan sólo diecisiete minutos. Narra la creación del mundo. Describe los hechos que reflejan las teorías más materialistas de la ciencia (el big bang, el evolucionismo), pero sucediendo dentro de la creación, por la voluntad de Dios que crea. La imagen está generada por ordenador y se atribuye al veterano Douglas Trumbull. Técnico que ya estaba jubilado, pero que una llamada de Malick le hizo inmediatamente incorporarse al equipo.

La secuencia comienza con grandes explosiones galácticas, con absoluto silencio en la banda sonora. Una gran luz, monofocal, que no permite ser penetrada por la mirada, entra y sale del campo visual pero el espectador, sin darse cuenta, no deja de buscarla. Flotando en el espacio nos acercamos a una galaxia, es la Vía Láctea. Volcanes con grandes erupciones, una danza de lava y polvo adoptando diferentes formas y matices. Aparece el agua. Luego, unas formas amorfas y genéricas de vida protozoica. Tras ella, aparece vida submarina más compleja, algas, medusas. A continuación, vemos una célula que se vasculariza y comienza a palpitar, es el inicio de la vida celular. Termina la secuencia con dinosaurios animados con ordenador y el impacto de un meteorito en la tierra.

Sin duda, situar las teorías materialistas sobre el origen del universo y de la vida dentro del plan creador de Dios, es decir, dentro de las causas segundas de la Creación, como sostiene Charles Moeller, es compatible con el núcleo del Génesis. No sucede lo mismo a la inversa, un evolucionista ortodoxo no puede aceptar la fe de las religiones con Revelación, por cuanto entiende que la muerte, el dolor, no se introdujeron por un desorden, por un pecado en el origen, sino que es el alto precio que hemos de pagar para dejar de ser género y pasar a ser individuos irrepetibles, es decir, vencedores en la lucha de la evolución.

En cualquier caso, la escena de la Creación que nos ofrece la cinta es hipotética, pero produce un cierto desconcierto poético, es bellamente atrayente … es bella. Estos diecisiete minutos se pueden ver en familia, pues la secuencia es breve y didáctica. La cinta está editada en DVD y Blue-Ray. Hay quien ha comparado la secuencia central con el 2001 Una Odisea en el Espacio (1968), pero tratándose de una animación, se asemeja más a las danzas de formas y colores de Fantasía (1940) y otras producciones Disney.

La idea central de toda la película gira en torno a las funciones de los hombres en la creación en cuanto custodios, y de los padres en particular, asociados al Creador, cuya responsabilidad se juega en cada instante, vida a vida. De ahí las sensaciones que muestran, tras el fatídico accidente en que pierden a uno de sus hijos. Los paralelismos con el Libro de Job son elocuentes: las visitas de los amigos para consolarle, el racionalista “Te quedan los otros dos”, “La vida sigue”; el consolador emocional, “Dios envía moscas a las heridas que Él debería curar” y el teológico “Ahora está en las manos de Dios”. “Siempre ha estado en sus manos”, la madre señala que el dolor lo está pasando ella, “Sólo quiero que se me lleve al Cielo para estar con mi hijo”. La plegaria de la madre “¿Quiénes somos para Ti?”, interpelante como consciente asociada a la creación: “Contéstame”. Plegaria superadora finalmente, despidiéndose del hijo hasta el árbol de la vida, hasta el Cielo.

También la relación con Dios del hijo que narra la historia que ha fluido  por la familia: “Me hablabas a través de mi madre ya antes de nacer”. La belleza de la escena de la creación es comparable a la de la llegada al Cielo de los miembros de la familia y cierta sorpresa sobre las identidades de los personajes que el espectador ha ido conociendo durante el metraje, incluyendo la del hijo narrador.

Encontramos otros alicientes en la cinta, así ver a Brad Pitt en un papel distinto al que nos tiene acostumbrados, con gesto serio, es el padre concienzudo, punto de referencia de seguridad de la familia. La madre, cariñosa y dulce, la interpreta Jessica Chastain. El reparto principal, lo completa Sean Penn, el hijo que crece y explica lo sucedido como un recuerdo.

El aclamado autor de La Delgada Línea Roja (1998) experimenta una maduración en su cine a través del tiempo hacia caminos espirituales y, en particular, hacia el cristianismo. Desde Malas Tierras (1973), que mostraba el nihilismo de una adolescente y de un sociópata huyendo en coche hasta morir, y Días del Cielo (1978), que trata de un triángulo amoroso (así definía el argumento de esta cinta su director de fotografía, Néstor Almendros, el oscarizado técnico señalaba eso: “un trío, sin más”). Pasando por El Árbol de la Vida, hasta la reciente Lawless (2013), Malick muestra el recorrido de un autor honesto, que se va planteando de forma natural cuestiones espirituales y va caminando hacia el cristianismo. Es un camino edificante.

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