Para no “matar” en el corazón el mensaje del Señor, hay que ser humildes y capaces de rezar. Dos actitudes que el papa Francisco indicó al comentar el Evangelio en la Misa presidida en Casa Santa Marta el 21 de marzo de 2014.
Uno puede adueñarse de la Palabra de Dios y disponer de ella a su conveniencia si no es humilde y no reza.
El punto de partida para subrayar y poner en guardia contra este peligro lo toma el papa Francisco del Evangelio del día.
En él Jesús narra la parábola de los viñadores homicidas, que primero matan a los siervos y finalmente al hijo del amo de la viña con la intención de adueñarse de la herencia.
El peligro de poner la Palabra a tu servicio
Escuchan esta parábola fariseos, ancianos y sacerdotes, a los que –explica el Papa– Jesús se dirige para darles a entender “dónde han caído” por no tener “el corazón abierto a la Palabra de Dios”.
“Los jefes de los sacerdotes y de los fariseos –prosigue el Papa Francisco– comprendieron que hablaba de ellos, cuando escucharon esta parábola de Jesús. Intentaban capturarlo y darle muerte”.
De este modo, afirma el Papa, “la Palabra de Dios queda muerta, queda prisionera. El Espíritu Santo está encarcelado en los deseos de cada uno de ellos”.
Y es exactamente lo que nos sucede a nosotros, observa el papa Francisco, “cuando no estamos abiertos a la novedad de la Palabra de Dios, cuando no somos obedientes a la Palabra de Dios”.
La Palabra está viva en los humildes
2 maneras sencillas de liberar al Espíritu Santo
Y nosotros, se pregunta en conclusión el papa Francisco, “¿qué podemos hacer para no matar la palabra de Dios”, para “ser dóciles, “para no encerrar al Espíritu Santo”? “Dos cosas sencillas”, es su respuesta.
Artículo publicado por Radio Vaticano