Reflexiones sobre el cuadro que Cristina Fernández de Kirchner regaló al Papa Francisco
Días atrás el mundo se fascinó al conocer una técnica de arte, que si bien no está muy extendida entre pintores y coleccionistas, tiene como protagonista al preciado licor de los banquetes, mesas y ceremonias: el vino.
Este embeleso se originó porque la presidenta argentina Cristina Kirchner le llevó de regalo al Papa Francisco un cuadro de Santa Rosa de Lima. Se trata de una pintura del artista mendocino José Lardone (Pepe Von), quien aprovechó las tonalidades y matices del vino para plasmar a la “Reina entre las flores” (José Gálvez), en un momento de misticismo en los brazos de su esposo el Niño Jesús.
Iconografía santarrosina
Este cuadro moderno, donde el protagonista ha sido el vino Malbec, ha traído a la memoria los grandes cuadros que han representado con una sublime estética el rostro y los más importantes pasajes del primer fruto de la evangelización en América: "la Flor de Lima".
Ya desde el lecho de muerte (1617), las facciones de una Rosa sufriente aunque serena, fueron plasmadas en dos lienzos por el manierista romano Angelino Medoro, quien después de haber visitado Ecuador y Colombia se estableció en Lima para difundir su arte.
Una de su obras es un retrato que se conserva en la Basílica Santuario de Santa Rosa en Lima, y que sirvió de base para posteriores cuadros de la mística. Fue así que, por un afán catequizador de los frailes dominicos de la época, este fue copiado y difundido donde desplegaban su misión, para acrecentar la devoción por la "Catalina de América".
Presencia mundial
En un rápido recorrido de la iconografía santarrosina podemos destacar la pintura a gran formato del barroco español Claudio Coello, quien detalla los desposorios de la santa y que hoy puede apreciarse en el Museo del Prado de Madrid.
A este se suma la bellísima alegoría pintada en 1799 por el presbítero español Matías José Maestro, en la que Rosa aún en vida, es rodeada por santos y patriarcas. Un cuadro de excepcional belleza conservado en la Basílica Catedral de Lima.
Unos años después, el barroco español Esteban Murillo se dejará prendar por la historia y fama de la santa peruana, dejando una hermosa pintura donde “la nueva rosa” escucha extasiada el pedido del Niño Jesús para que sea su esposa… Esta figura, catalogada como una de las mejores obras religiosas de Murillo, puede apreciarse en el museo Lázaro Galdiano de Madrid.
(En la imagen, pintura de Francisco Laso, s. XIX).
En Hispanoamérica ha sido amplio el arte dedicado a la santa. Son innumerables las obras anónimas de la Escuela Cusqueña, a los que se suman el magnífico cuadro "Los funerales de Santa Rosa" del impresionista peruano Teófilo Castillo (1857-1922), o el lienzo a formato amplio y alargado en el que fue representada en éxtasis por el indigenista peruano Francisco Laso, ambas pinturas exhibidas en el Museo de Arte de Lima.
Varias colecciones privadas conservan hermosos rostros abstractos de “la enamorada”, pintados por el expresionista iqueño Sérvulo Gutierrez (1914-1961). Colombia contemporánea se hace presente en esta lista con la corpulenta figura de Santa Rosa, pintada muy a su estilo por el también escultor Fernando Botero en 1966 y que hoy se puede apreciar en el Blanton Museum of Art de Austin, Texas.
Europa e Italia entera conservan cuadros y esculturas de Santa Rosa. Bastaría visitar la Basílica de Santa María Sopra Minerva en Roma y contemplar en el altar lateral de los santos dominicos el lienzo del barroco italiano Lazzaro Baldi, que plasma el momento de la coronación de la Patrona de América de manos de los ángeles, rodeada con veneración por indígenas y afroamericanos. La cúpula del templo fue decorada en uno de sus medallones con una escena de los tantos momentos de gloria de la laica dominica.
El lector atento que viaje podrá encontrar la escultura de la santa en la columnata de Gian Lorenzo Bernini que circunda la Plaza de San Pedro en el Vaticano. ¿Se anima a identificarla y fotografiarla para Aleteia?