La Reina de Inglaterra ha traído dones al Papa y usa su humor británico durante la reunión
El Papa Francisco se ha reunido con la reina Isabel II este jueves en el Vaticano. La Reina de Inglaterra ha hecho una visita privada al Papa en un proceso para consolidar las relaciones diplomáticas entre ambos Estados.
La importancia de la visita se debe también al papel que tiene la soberana inglesa, quien es la líder institucional, mas no espiritual, de la Iglesia anglicana, lo cual significa también un paso para mejorar las relaciones entre ambas Iglesias.
Después de un almuerzo privado con el presidente de la República de Italia, Giorgio Napolitano, la reina ha llegado al Vaticano en horas de la tarde acompañada por su esposo, el Príncipe Felipe, duque real de Edimburgo. La Reina ha hecho esperar al Papa 14 minutos debido a problemas con el tráfico de la Ciudad eterna.
El Santo Padre ha acogido en un clima relajado al matrimonio real en su estudio en el aula Pablo VI para la reunión privada, durante veinte minutos.
Sucesivamente, en la pequeña sala al lado del estudio, ha tenido lugar la presentación de la delegación y el intercambio de regalos.
El regalo de la Reina ha sido una gran cesta que contenía productos comestibles (mermeladas, bebidas) de diversas partes del reino. Con su característico humor británico, Isabel II ha dicho al Papa que esos productos eran sólo para él y que no debía darlos a nadie más.
El Papa Francisco ha donado a la Reina una copia de un documento de gran valor conservado en el Vaticano, con el cual el Papa Inocencio XI establecía que el culto a san Eduardo el Confesor era adoptado también por la Iglesia universal en 1679.
Este documento además tiene un significado especial debido a que retrae la imagen de san Eduardo el confesor descendiente de la familia real y fundador de la abadía de Westminster; lugar donde el santo fue sepultado.
Asimismo, el Papa ha donado al sobrino nieto de la Reina, el Principe George de Cambridge, un objeto artístico compuesto por una esfera de lapislázuli sobrepuesta por una “cruz de San Eduardo” en plata. Por su parte, el Duque de Edimburgo ha recibido un tríptico de las medallas del Pontificado.
Anteriormente, la reina Isabel II se había reunido con cuatro pontífices, empezando por Pío XII en 1951, un año antes de su ascensión al trono. Ha visitado el Vaticano tres veces en su vida.