He visto personas inteligentes con la humildad de aceptar el reto de evangelizar a través de la red
Sentado delante de mi PC, he podido seguir, gracias a la tecnología USTREAM, todas las actividades del Congreso iMisión celebrado en Madrid.
Mi PC y yo estamos en Santo Domingo, capital de República Dominicana. Desde luego la red no es virtual, es real, porque yo he estado presente en el salón de actos del CEU San Pablo como uno más de los asistentes reales y he enviado mis propuestas y preguntas al Congreso por la red: no he sido un participante espectador pasivo sino, activo. Puedo decir que el charco Atlántico se queda pequeño con el océano de la red.
He estado junto a ese grupo de gente joven, con verdaderas ganas de hacer cosas muy buenas, pertenecientes a muy diferentes instituciones católicas, no necesariamente como representantes de esas instituciones pero, si a título personal.
Como bien ha explicado Mons. Munilla en su magnífica ponencia de cierre del Congreso, ahí estaba representada la Iglesia Apostólica y la Carismática, las dos fruto del Espíritu Santo que está muy activo para que evangelicemos a través de la red.
Ha sido una demostración de conocimiento y experiencia en el manejo de las herramientas técnicas para conducir y manejarse en la red.
Como economista y publicista captó muy especialmente mi atención la ponencia de Gustavo Estrala acerca de “la fe como producto en la red”. Dejó claro que hay que segmentar, trocear, agrupar a los distintos tipos de personas a los que va dirigida la e-vangelización: desde obispos, sacerdotes, seminaristas y todo tipo de instituciones católicas, pasando por fieles católicos practicantes y poco practicantes, hasta los nada practicantes y llegar hasta los que desconocen totalmente el cristianismo e incluso hasta los que se sienten enemigos. Está claro que el mensaje y el medio para dirigirse a cada uno de esos grupos requiere una adaptación del idioma que empleemos, requiere una traducción de la fe cristiana al idioma y las necesidades tan distintas de cada uno de esos grupos.
Para mi esa es la gran tarea para después del Congreso: establecer la estrategia de “venta online” para cada uno de esos diferentes grupos y la forma de aglutinar, coordinar y crear sinergias entre tantos francotiradores creyentes que estamos en la red haciendo lo poco que sabemos. A lo mejor basta con agrupar a los distintos francotiradores especializados en los distintos grupos a los que se dirige esa e-vangelización.
He visto personas con interioridad e interactividad, he visto la tecnología al servicio de la fe, he visto la red, no como un púlpito, sino como un pulpo (un pulpito) de muchos brazos que llega hasta el último rincón de cualquier persona y lugar del planeta con deseos de encontrar la verdad. He visto personas inteligentes con la humildad de aceptar el reto de evangelizar a través de la red; aunque sea una meta que nos desborda pero con la seguridad de que Dios no falla. He visto gente divertida, con empatía, sin ningún complejo de superioridad.
El congreso iMisión ha tenido una excelente audiencia: más de 30 millones de impresiones (twist y retwits).
Mis felicitaciones y agradecimiento a los creadores y organizadores de esta iniciativa.
