Vigilar y rezar para conservar la libertad frente a la dictadura de que todos piensen igual, pide Francisco en su homilía en la Casa Santa Marta “También hoy existe la dictadura del pensamiento único” que mata “la libertad de los pueblos, la libertad de la gente, la libertad de las conciencias”: es necesario: “vigilar y rezar”. Es lo que ha dicho el Papa en la Misa celebrada en Santa Marta el 10 de abril de 2014.
Dios promete a Abraham que se convertirá en padre de una multitud de naciones, pero él y su descendencia deberán respetar la alianza con el Señor.
La homilía de Papa Francisco parte de la primera lectura del día para explicar la cerrazón de los fariseos al mensaje de Jesús: su error, destacó, fue el de “separar los mandamientos del corazón de Dios”.
Pensaban que todo se resumía a obedecer los mandamientos, pero estos, subrayó el Papa, “no son una ley fría” porque nacen de una relación de amor y son “indicaciones” que nos ayudan a no equivocarnos en nuestro camino para encontrarnos con Jesús.
Así los fariseos cierran el corazón y la mente a “toda novedad”, no entienden “el camino de la esperanza”.
Si te cierras no dejas lugar a Dios
“Es el drama del corazón cerrado, el drama de la mente cerrada, afirmó el Papa, cuando el corazón está cerrado, este corazón cierra la mente y cuando los dos se cierran ya no hay lugar para Dios”, pero solo por lo que nosotros consideramos que se debe hacer.
Sin embargo “los mandamientos traen consigo una promesa y los profetas la desvelan”. Cuantos tienen el corazón y la mente cerrados y no alcanza a acoger el “mensaje de novedad” traído por Jesús que “es que fue prometido por la fidelidad de Dios y los profetas. Pero ellos no lo entienden”.
“Es un pensamiento cerrado que no se abre al diálogo, a la posibilidad de que se dé otra cosa, a la posibilidad de que Dios nos hable, nos diga como es su camino, como hizo con los profetas.
Esta gente no escuchó a los profetas y no escuchaba a Jesús. Y era algo más que una sencilla testarudez. No, es más: es la idolatría del propio pensamiento. ‘Yo pienso así, esto debe ser así y nada más’.
Esta gente tenía un pensamiento único y querían imponer este pensamiento al Pueblo de Dios, por esto Jesús les reprende: ‘Vosotros cargáis sobre las espaldas del pueblo muchos mandamientos y vosotros no los tocáis con un dedo’”.
Esclavos de un pensamiento
Jesús “les reprende su incoherencia”. “La teología de esta gente, observa el Papa, se convierte en esclava de este esquema, de este esquema de pensamiento: el pensamiento único”.
“No existe posibilidad de diálogo, no hay posibilidad de abrirse a la novedad que Dios manda con los profetas. Han asesinado a los profetas, esta gente; cierran la puerta a la promesa de Dios.
Y cuando en la historia de la humanidad se da este fenómeno del pensamiento único, cuantas desgracias. El siglo pasado hemos visto todos las dictaduras del pensamiento único, que terminaron por matar a tanta gente, pero en el momento en el que ellos se sentían dueños no se podía pensar de otra manera. Se piensa así”.
“También hoy, prosiguió el Papa, existe la idolatría del pensamiento único”.
“Hoy se debe pensar de una determinada forma y si no piensas así no eres moderno, no estás abierto, o peor. Tantas veces dicen algunos gobernantes: ‘Yo pido ayuda, una ayuda financiera para esto’. ‘Pero si tú quieres esta ayuda, debes pensar de esta forma, y debes hacer esta ley, esta y aquella otra…’.
También hoy existe la dictadura del pensamiento único y esta dictadura es la misma de esta gente: cogen las piedras para lapidar la libertad de estos pueblos, la libertad de la gente, la libertad de las conciencias, la relación de la gente con Dios. Y hoy es crucificado Jesús otra vez”.
Antídoto
La exhortación del Señor “frente a esta dictadura, concluye el Papa, es lo mismo de siempre: vigilar y rezar; no ser tontos, no comprar” cosas “que no sirven para ser humildes y rezar, para que el Señor nos dé siempre la libertad del corazón abierto, para recibir su Palabra que es promesa y alegría y alianza. Y con esta alianza caminad hacia delante”.
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