No se detienen las tragedias de inmigrantes en el Mediterráneo, culpa de políticas de acogida ineficaces o inexistentes
Si no fuera una tragedia, sería casi para reírse: ¿otra vez? ¿los mismos argumentos? ¿Pero cuántas veces hemos hablado de esto? ¿Cuántas veces hemos hablado de los migrantes que tienen que hacen grandes inenarrables para huir de los propios países en guerra y llegar a las costas del Mediterráneo en busca del “milagro” de una patera destartalada sobre la que vender a caro precio a los traficantes el sueño de una vida nueva en un lugar de paz? ¿Y cuántas veces nos hemos puesto del lado de los muertos en el mar, aunque sería más exacto decir que muertos por la codicia de unos y la indiferencia de otros?
“Qué vergüenza”, ha dicho sólo el Papa Francisco cuando el pasado octubre tuvo noticia del enésimo naufragio: murieron 366 personas y el mar aún está devolviendo cadáveres. Pero la tragedia no se detiene: el 12 de mayo otra patera ha naufragado a un centenar de millas al sur de Lampedusa, y las patrullas de la operación “Mare nostrum” que vigilan la zona han conseguido poner a salvo a 200 personas, aunque otras 40 han muerto.
Aleteia ha vuelto ha entrevistado al responsable del Centro Astalli para los refugiados, de los jesuitas de Roma, padre Giovanni La Manna.
– Enésima tragedia de migrantes muertos en el mar: ¿no habíamos dicho “nunca más”?
El “nunca más” lo deben realizar cuantos tienen la responsabilidad de gobernar este fenómeno. Es verdaderamente triste en estas horas asistir al pase de “patata caliente” entre la Unión Europea e Italia. Es preocupante que la Comisión europea afirme haber preguntado a Italia “qué hacer”: ¿no debería ser capaz de valorar el fenómeno de forma autónoma? El 3 de octubre de 2013, después de la tragedia de los 366 inmigrantes muertos en la costa de Lampedusa, la Comisión se dirigió a la isla y qué entendió? Viendo los cadáveres de todas esas personas en el muelle y en la tienda, ¿qué opinión se hizo la Unión Europea de este problema? ¿No se plantea la pregunta de qué hacer para evitar estas tragedias? No se lo pregunta, y por eso las tragedias se repiten.
– ¿Qué debe hacer?
La Unión europea, antes que perderse en polémicas y soltar frases de condolencia y conmoción, debe actuar con justicia y dignidad. El único camino digno que debe recorrer – y ya llega tarde – es el de crear corredores humanitarios a través de los cuales hacer llegar con seguridad a Europa a los prófugos, especialmente a los sirios, para después distribuirlos de forma equitativa entre los diversos estados. Los números que pueden asustar a un país con dificultades no pueden asustar a la Unión Europea en su conjunto. Solo así se pueden sustraer a los prófugos que escapan de los conflictos y persecuciones de la explotación de los traficantes. Ya es hora de decir ¡basta muertos en el mar!
– ¿La idea de los canales humanitarios es nueva?
La Unión europea prevé ya programas gracias a los cuales las personas, desde los campos de refugiados, son traídas a salvo a los países que activan estos programas de reasentamiento. Pero aún somos demasiado tímidos, o llenos de miedo o indiferentes. Hay que intensificarlos. Todos los países europeos reconocen el derecho al asilo político, pero ¿cómo hacen estas personas para llegar a los países y ejercer el derecho que les reconocemos? Hoy, la única forma de huir del país para un sirio es confiar en un traficante y esperar que, antes de hundirse, la patera encuentre a una de las naves del programa Mare Nostrum (el programa de salvamento puesto en marcha por Italia, ndt.). Se cuenta que en el Líbano hay un millón de sirios: ¿cuánto incidiría su presencia en los 500 millones que constituyen la población europea? Es triste que Europa no sienta el peso de tantas muertes en la conciencia. Quizás están demasiado lejos.
– En el Centro Astalli ¿ha habido un aumento de los prófugos que piden ayuda?
Sí y es dramático. No hay un sistema unitario y esto penaliza a las personas que después, al no encontrar sitio acaban en lugares con condiciones indignas desde el punto de vista de la seguridad y la higiene. En Italia hay un sistema pensado para afrontar la emergencia, pero no para un largo plazo. ¿En tres meses una persona puede hacerse un futuro? Si en cambio, como nosotros pedimos siempre, el sistema de acogida fuese pensado desde una óptica de proyecto, se podrían poner en seguida las condiciones para que las personas tuvieran autonomía y se integraran. Hoy en cambio se despilfarran recursos sin construir nada.
Lampedusa: Hoy la única esperanza para huir de Siria es subir a una patera
© HO / MARINA MILITARE ITALIANA / AFP
Chiara Santomiero - publicado el 14/05/14
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