Con una procesión que recuerda un reciente milagro, se inició el período preparatorio para la gran fiesta de la fe en el noroeste argentino
Emociona por lo que se vive y por lo que se viene. Si bien recién el 15 de septiembre es la celebración del Señor y la Virgen del Milagro en la provincia argentina de Salta, el “Tiempo del Milagro” ya comenzó.
Como se hace cada 25 de agosto desde hace 66 años, en la localidad salteña de Metán, cientos de fieles se congregan para una multitudinaria procesión que, encabezada por el obispo local, inicia oficialmente la preparación para la gran fiesta del noroeste argentino.
Es que cada 25 de agosto los vecinos de Metán recuerdan cómo hace 66 años encontraron, tras acudir piadosamente a rezar ante estas imágenes, respuesta a su pedido. Cuando un fuente temblor sacudió a la ciudad la madrugada del 25 de agosto de 1948 los vecinos acudieron a la entonces única parroquia de la ciudad para, tras insistir por la rápida apertura del templo, pedir ante las imágenes de Jesús crucificado y María por el cese de la actividad sísmica.
Pronto, el agradecimiento anual por el favor obtenido ese 25 de agosto se convirtió en el inicio oficial de la preparación para la gran fiesta del 15 de agosto en la capital norteña.
La celebración en Metán confirmó el espíritu misionero que tendrá el “Tiempo del Milagro” en 2014. Respondiendo al llamado de la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano de Aparecida, y también al llamado del Papa Francisco a vivir una Iglesia “en salida”, el lema de las celebraciones en esta localidad salteña fue “Discípulos del Milagro de la misión”.
El pedido de los vecinos de Metán a esas imágenes, réplicas de las originales de Salta capital, no fue casual. Cuenta la tradición que las milagrosas imágenes estaban ya en Salta en septiembre de 1692, cuando un gran terremoto sacudió a la provincia. Si bien en la capital los daños no fueron tan graves, los temblores no cesaban.
Fue al sacar en procesión a la imagen del Cristo y de la Virgen, cuyo rostro los fieles notaban cambiaba de color e interpretaron que estaba intercediendo ante su hijo para evitar la destrucción de la ciudad, que la actividad sísmica comenzó a cesar.
Cada año, miles de argentinos, aunque también vecinos de otros países sudamericanos, peregrinan a la capital salteña para la gran procesión del 15 de septiembre. Muchos emprenden su camino varios días antes, a pie, caballo o motorizados, para arribar ese día. Llegan a caminar más de 300 kilómetros para participar de lo que es una de las manifestaciones más contundentes de piedad popular latinoamericana.
Los peregrinos comienzan a llegar tres días antes al templo capitalino, lo que moviliza a un gran trabajo diocesano para la recepción de los cansados fieles. Algunos se habrán levantado por cuatro o cinco días a las 4 de la mañana para caminar hasta entrada la noche y llegar a tiempo al templo en torno a las celebraciones.
“Hay un desborde de solidaridad durante el Milagro; es como si toda la provincia se transformase en una gran catedral, haciendo de nuestra Salta una verdadera Casa del Padre y del Pan, la Casa del Perdón y de la Solidaridad”, escribe el padre Lucio Francisco Ajaya, del equipo de recepción de peregrinos.
Los itinerarios de las peregrinaciones muestran que desde todos los puntos cardinales caminarán grupos que cuentan con entre 25 personas y más de mil. Se estima que el 15 de septiembre arribarán al santuario unos 30 mil peregrinos, que sumados a los vecinos de la capital, seguramente sumarán en cientos de miles los asistentes a la gran fiesta del Señor y la Virgen del Milagro.