Carta a los obispos cubanos
El Papa Francisco ha enviado una carta a los obispos cubanos con motivo de la fiesta de la Virgen de la Caridad del Cobre. En su misiva, el Santo Padre muestra como su presencia en los Jardines Vaticanos (colocada hace pocos días): “ constituye un recuerdo evocador del afecto y la vitalidad de la Iglesia que peregrina en esas luminosas tierras del Caribe, que, desde hace más de cuatro siglos, se dirige a la Madre de Dios con ese hermoso título”.
En su carta reflexiona sobre tres verbos: alegrarse, levantarse y perseverar.
Sobre el primero, sobre alegrarse, les explica: “Qué lindo sería si todo cubano, especialmente la gente joven, pudiera decir lo mismo: «Yo soy un hombre de la caridad»: vivo para amar de veras, y así no quedar atrapado en la espiral nociva del ojo por ojo, diente por diente. Qué alegría siente el que ama auténticamente, con hechos diarios, y no es de los que abunda en palabras vacías, que se lleva el viento”.
Sobre levantarse, muestra que la Virgen, “no pensó en sí misma, se sobrepuso a las contrariedades y se dio a los demás”. “La victoria es de aquellos que se levantan una y otra vez, sin desanimarse. Si imitamos a María, no podemos quedarnos de brazos caídos, lamentándonos solamente, o tal vez escurriendo el bulto para que otros hagan lo que es responsabilidad propia”, afirma el Papa que no pide grandes cosas, “sino de hacerlo todo con ternura y misericordia”.
Sobre el tercer verbo: perseverar. Les explica que “en este mundo, en el que se desechan los valores imperecederos y todo es mudable, en donde triunfa el usar y tirar, en el que parece que se tiene miedo a los compromisos de por vida, la Virgen nos alienta a ser hombres y mujeres constantes en el buen obrar, que mantienen su palabra, que son siempre fieles”.
“Tener alegría y compartirla con los que nos rodean. Levantar el corazón y no sucumbir ante las adversidades, permanecer en el camino del bien, ayudando infatigablemente a los que están oprimidos por penas y aflicciones: he aquí las lecciones importantes que nos enseña la Virgen de la Caridad del Cobre, útiles para el hoy y el mañana”, finaliza en su carta el Papa Francisco.