Testimonio del arzobispo de Oviedo tras una intervención quirúrgicaEl arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz, fue intervenido quirúrgicamente el pasado 11 de agosto y le fue extirpado un tumor en el riñón izquierdo, que resultó no ser maligno. Como consecuencia de esta convalecencia, el arzobispo ha escrito una carta pastoral en la que reconoce: “yo he experimentado mi propio límite con la hermana enfermedad como diría San Francisco”.
“Mi intervención quirúrgica en el riñón en estos días pasados, me ha impuesto por primera vez vivir esa circunstancia que nunca es prestada ni imaginada hasta que la sufres en tu propia carne”, afirma monseñor Jesús Sanz, que reconoce que la agenda es “sumamente frágil” y que hay algo más improtante que los eventos: “Dios quiere más a tu vida que a tu agenda, y te lo hace saber cuando prescinde de ésta para tomar en sus manos aquélla más todavía”.
En su carta agradece la labor que han llevado con el Centro Médico y su gente: “desde mi cirujano y el equipo médico que me operó, a los que me cuidaron en la UVI primero, y en la habitación después, el padre capellán, quienes me acompañaron: amigos, compañeros y mi propia familia”.
Durante estos días, comenta, vivió multitud de cosas que le han hecho reflexionar, como escuchar los llantos: “el llanto de los bebés que acababan de nacer y escuchaba cada noche, y el llanto de los adultos que despedían a un ser querido tras su fallecimiento”. “Dos llantos distintos, que abren y cierran una vida, dos llantos en medio de los cuales mi historia personal se detuvo por unos días para dar gracias a Dios y a la Santina, dar gracias a los hermanos, y ver de otro modo mi propia vida”.
“¡Cuántas cosas descubres que estaban mal colocadas y que la hermana enfermedad te las vuelve a situar en su justa medida!”, explica el obispo, que admite que muchas de las cosas por las que vives, luchas y sueños son “maquilladas pretensiones y engañifas”. “Gracias a todos. Gracias a la vida”, finaliza su carta.