El camino del cristiano llega a su plenitud en la Resurrección. Lo dijo el papa Francisco en la homilía del 19 de septiembre de 2014 en la Casa Santa Marta.
El Pontífice, comentando las palabras de San Pablo en la Primera Carta a los Corintios, ha destacado que los cristianos parecen tener dificultades a la hora de creer en la transformación del propio cuerpo después de la muerte.
Francisco centró su homilía en la primera lectura que ve a san Pablo empeñado en hacer una "corrección difícil", "la de la Resurrección".
Dudas
El Apóstol de los Gentiles se dirige a la comunidad de los cristianos en Corinto. Estos creían que "Cristo ha resucitado" y "nos ayuda desde el Cielo", pero no estaba claro para ellos que "también nosotros resucitaremos".
"Ellos –dijo Francisco– pensaban de otra forma: sí, los muertos están justificados, no irán al infierno –¡muy bonito!– sino que irán un poco al cosmos, al aire, allí, el alma ante Dios, pero solo el alma".
Por lo demás, prosiguió también San Pedro, "la mañana de la Resurrección fue corriendo al Sepulcro y creía que lo habían robado". Y también María Magdalena.
"No entraba en su mente –observó– una resurrección real". No lograban entender ese "paso nuestro de la muerte a la vida", a través de la Resurrección.
Al final, comentó el Papa, "aceptaron la de Jesús porque le habían visto", pero "la de los cristianos no se entendía así".
Por lo demás, comentó, cuando san Pablo fue a Atenas y comenzó a hablar de la Resurrección de Cristo, los griegos sabios, filósofos, se asustan.
"Pero la resurrección de los cristianos es un escándalo, no pueden entenderlo. Y por esto Pablo hace este razonamiento, razona así, tan claro: ‘Si Cristo ha resucitado, ¿cómo pueden decir algunos entre vosotros que no hay resurrección de los muertos? Si Cristo ha resucitado, también los muertos resucitarán'".
Resistencia
Hay una resistencia a la transformación, la resistencia a que la obra del Espíritu que hemos recibido en el Bautismo nos transforme hasta el final, hasta la Resurrección.
Y cuando hablamos de esto, nuestro lenguaje dice: ‘Pero, yo quiero ir al Cielo, no quiero ir al infierno’, y nos quedamos aquí.
Ninguno de nosotros dice: ‘Yo resucitaré como Cristo’: no. También a nosotros nos es difícil entender esto".
"Es más fácil –prosiguió– pensar en un panteísmo cósmico". Y esto porque "hay una resistencia a ser transformados, que es la palabra que usa Pablo: ‘Seremos transformados. Nuestro cuerpo será transformado’".
"Cuando un hombre o una mujer debe sufrir una intervención quirúrgica – explicó el Papa – tiene mucho miedo porque o le quitarán algo o le pondrán lo otro … será transformado, por así decirlo".
Y reafirmó que "con la Resurrección, todos nosotros seremos transformados":
"Este es el futuro que nos espera y este es el hecho que nos provoca tanta resistencia: resistencia a la transformación de nuestro cuerpo. También resistencia a la identidad cristiana.
Miedo
Diré más: quizás no tenemos tanto miedo del Apocalipsis del Maligno, del Anticristo que tiene que venir antes; quizás no tengamos tanto miedo.
Quizá no tenemos tanto miedo a la voz del Arcángel o al sonido de la trompeta -será la victoria del Señor-, sino miedo de nuestra Resurrección: todos seremos transformados. Será el final de nuestro itinerario cristiano, esa transformación".
Esta "tentación de no creer en la Resurrección de los muertos" –prosiguió– nació "en los primeros días de la Iglesia".
Y cuando Pablo tuvo que hablar sobre esto a los Tesalonicenses, "al final, para consolarles, para animarles dice una de las frases más llenas de esperanza que hay en el Nuevo Testamento, dice así: ‘Al final, estaremos con Él’".
Esta, dijo Francisco, es la identidad cristiana: "Estar con el Señor. Así, con nuestro cuerpo y con nuestra alma".
Con Jesús ahora y siempre
Nosotros, añadió, "resucitaremos para estar con el Señor, y la Resurrección comienza aquí, como discípulos, si estamos con el Señor, si caminamos con el Señor".
Este, afirmó, "es el camino hacia la Resurrección. Y si estamos acostumbrados a estar con el Señor, este miedo a la transformación de nuestro cuerpo se aleja".
La Resurrección, dijo también, "será como un despertar". Job nos dice: "Yo lo veré con mis ojos".
"No espiritualmente –observó el Papa– no", "con mi cuerpo, con mis ojos transformados".
"La identidad cristiana –advirtió– no termina con un triunfo temporal, no termina con una bella misión", la identidad cristiana se realiza "con la Resurrección de nuestros cuerpos, con nuestra Resurrección".
"Allí está el final, para saciarnos de la imagen del Señor. La identidad cristiana es un camino donde se está con el Señor; como esos dos discípulos que ‘estuvieron con el Señor’ toda aquella tarde, también toda nuestra vida está llamada a estar con el Señor para – al final, después de la voz del Arcángel, tras el sonido de la trompeta – permanecer con el Señor".