De la solución de uno de los grandes enigmas de la historia de nuestra religión surgen informaciones sorprendentes sobre la vida de los primeros cristianos
Un cuadrado de números que leídos en cualquier dirección, en vertical y en horizontal, da siempre el mismo resultado. Este instrumento, que asume la calidad de “mágico” cuando los magos filósofos del Renacimiento (de Cardano a Agrippa) desarrollan muchos repitiéndolos como talismanes para sus investigaciones, tiene una concreta fecha de nacimiento. O mejor, un concreto lugar de nacimiento, puesto que los dos primeros ejemplares conocidos están entre las ruinas de Pompeya: se trata del cuadrado original, aquel formulado por las letras que leídas en todas las direcciones dan siempre las mismas palabras latinas, o sea “Rotas-Opera-Tenet-Arepo-Sator” (“El sembrador Arepo tiene las obras y las ruedas”).
El mismo cuadrado mágico, con las mismas palabras, fue revendido en muchas iglesias de nuestro continente – se puede encontrar uno también en la Catedral de Siena – pero en estas versiones medievales la palabra “Sator”, es decir, el sujeto, se vuelve la primera palabra de la frase.
Durante siglos se ha hipotizado acerca de la respuesta a muchas preguntas que este “símbolo” representa: ¿Qué significa esta frase y esta estructura? ¿Por qué se encuentran tantos en las iglesias? ¿Qué relación existe con la cristiandad? Una respuesta llegó en el siglo XX, provista de una serie de investigaciones que han ofrecido noticias importantes alrededor de la vida de las primeras comunidades cristianas.
Hace algunos años el escritor Rino Cammilleri las reunió en su volumen Il Quadrato Magico. Il mistero che dura da Duemila anni (Bur, 2004) (El Cuadrado Mágico. El misterio que lleva Dos mil años), en el que sostiene con fuerza la tesis que “la posible inspiración divina ha permitido profundizar en el Cuadrado maravillas de significado”. Aleteia encontró al autor del libro, ahora disponible también en versión Kindle.
– ¿Se ha resuelto el gran misterio del “cuadrado mágico”?
Sí, la solución es aquella con la que me he casado, porque es correcto desde un punto de vista lógico tomar entre todas las soluciones posibles la que tiene un sentido respecto a aquellas donde el sentido es estrafalario. La solución del cuadrado mágico fue encontrada por vía anagramática, es decir, fue anagramático. Algo que añade misterio al misterio, de dos estudiosos distintos en 1925, dos estudiosos que no se conocían entre ellos y que han alcanzado ambos el mismo resultado.
La solución es la de anagrama, en la que ninguno había pensado: un anagrama que da como resultado dos Pater Noster, donde quedan fuera dos A y dos O. Uno de los dos estudiosos, dándose cuenta que en el cuadrado la letra N estaba sólo una vez, y es la única letra que está una sola vez, tuvo la intuición genial de cruzar el Pater Noster haciendo eje precisamente en la N. Él vio que se obtiene una cruz partiendo de los dos Pater Noster, que son rodeados por dos ALFA y dos OMEGA.
Por lo tanto, es un clarísimo símbolo cristiano, críptico, que evidentemente había sido dibujado en Pompeya – se encontraron dos ejemplares, uno mutilado y el otro entero – según yo, precisamente como señal para los cristianos que poco a poco habrían llegado ahí, que así habrían sabido que se encontraban en la ciudad otros correligionarios.
Era una señal de seguridad, para hacerles saber que no estaban solos y que tarde o temprano se habrían encontrado a través de otro signo; tanto es que precisamente sobre el cuadrado pompeyano, que es un dibujo grande como una mano, otra persona abajo escribió las letras A N O, que es precisamente la clave para resolver el criptograma. Otro, por lo tanto, había dejado la señal de que había entendido.
Esta es la hipótesis de fondo que yo he montado juntando todos los elementos que parecen unívocos.
Pompeya desapareció en el 79 d.C. y entre el 64 y el 65 d.C. había sido la persecución de Nerón en Roma que había exterminado a los cristianos de la ciudad entre los cuales está San Pedro y San Pablo. Puesto que Pompeya era la ciudad de residencia de los romanos ricos – recordemos que sobretodo Poppea, la amante de Nerón era de Pompeya – era oportuno que los cristianos permanecieran cautos y escabullidos.
Esto aunque la persecución concernía sólo a los cristianos de Roma, a los cuales Nerón atribuyó el incendio que él mismo había provocado y que evidentemente se le escapó de las manos. Es probable que Pompeya fuera un prosélito judío y que ella misma haya luego contribuido a sugerir la idea de usar a los cristianos como chivos expiatorios. Recordemos que para los judíos ortodoxos en aquella época el Cristianismo era una herejía, de hecho, podemos ver que San Pablo en sus predicaciones comienza en las sinagogas de las que es constantemente echado fuera. Existía un odio muy grande.
– ¿Cuáles informaciones nos da esta solución sobre la vida de los primeros cristianos?
Nos da diversas. Por el momento, ciertamente no se avergonzaban de la cruz, si bien era un patíbulo: desde el inicio el culto de la cruz está presente. Por otra parte en las Cartas de San Pablo encontramos una continua exaltación de este culto, cuando él dice de gloriarse “únicamente en la Cruz de Cristo”, o cuando dice “no veo otro que Cristo Crucificado”.
De la Cruz, contrariamente, a aquello que se pensó por mucho tiempo, no se avergonzaba. La Cruz no surgió de un momento al otro cuando Constantino la retiró, después del 313 d. C., pero desde el principio los cristianos consideraron la Cruz como su signo, y el signo del Hijo del Hombre. Luego llegamos a saber que su lengua era el latín: siempre se creyó que los cristianos usaban el griego, la lengua franca de entonces, como lengua litúrgica, y en cambio aquí se ve que usaban la lengua del lugar en que se encontraban, por lo tanto el griego en Asia y el latín en Italia.
Luego estaba el honor reservado al Pater Noster, la única oración que Jesús enseñó. Finalmente, el Alfa y Omega. A cualquier estudioso estos dos símbolos en el “cuadrado” creaban dificultades, porque sostenían que el alfa y omega surgen en el Apocalipsis por primera vez, y que el Apocalipsis aparece sólo hacia el 100 d. C. mientras que Pompeya desapareció en el 79. Pero la objeción aquí es fácil, San Juan no podía usar símbolos desconocidos a aquellos que lo leían. El alfa y omega eran conocidos como inicio y final. No olvidemos que antes de Leonardo Fibonacci en el siglo XIII los números no eran árabes, sino eran letras: por lo que Cristo diciendo de sí “yo soy el alfa y el omega” quería decir yo soy el primero y el último, porque se refería a las letras del alfabeto.
– De ser un símbolo “inspirado”, el cuadrado mágico se vuelve difuso en la época moderna, ¿por qué?
El hecho es que han habido muchos cuadrados mágicos, especialmente en el 500 y el 700. Pero este es el único que ha superado los siglos y que aún hoy crea curiosidad: lo encuentro en los carteles, en las etiquetas de ciertos vinos, sorprende cómo siempre ha llamado la atención, y sobretodo es mucho más antiguo que los que inventaban los magos y filósofos renacentistas, precisamente porque tenemos dos ejemplares en Pompeya.
Y sobre todo, antes del Cristianismo no tenemos ningún vestigio de este cuadrado. Los antiguos usaban muchos de estos juguetes, pero se calculó que es muy difícil hacer un palíndromo de cinco letras, mucho más con todos esos símbolos: el Tenet en el centro que forma una cruz, la cruz que tiene el cuadrado entero y que termina con dos “T” que son dos tau, cada tau está rodeado de un alfa y un omega, y luego el anagrama que da los dos Pater Nostre en forma de cruz. Alguien calculó en la computadora que las probabilidades de realizar un símbolo tan rico es uno elevado a la 22ª es decir una cifra para los matemáticos cercana al cero, mientra que para la gente normal es cero.