Historia del niño chileno sanado por su intercesiónLos padres de José Ignacio Ureta Wilson, niño chileno sanado por la intercesión de Alvaro del Portillo mostraron, esta mañana en Madrid, su testimonio sobre cómo el futuro beato cambió sus vidas.
Su madre, Susana Wilson, explicaba hoy en Madrid: “Esta situación, esta historia, nos ha unido mucho más como matrimonio y como familia, haciendo que nuestro amor por Dios sea más constante y profundo”.
Igual se mostró el padre del pequeño, Javier Ureta, que se mostró agradecido a Álvaro del Portillo y declaró que por eso está en Madrid, para dar gracias: “Nos hizo tanto bien esta situación, que sabiendo el final, la volveríamos a vivir por el bien que nos trajo a todos”.
Su historia merece la pena ser contada
Susana narró cómo, conforme iban rezando la estampa de Álvaro del Portillo, recomendación dada por su madre, su hijo mejoraba: “No perdí la esperanza y le pedí a todos mis amigos que le rezaran, y José Ignacio se recuperó. Para que un milagro se haga real hay que encomendarse a un solo santo y a nadie más, y rezarle con esperanza”.
Javier contó cómo está su hijo actualmente: “Mi hijo ahora corre, salta, es un niño normal y así le tratamos, pero sí tiene un sentido sobrenatural de agradecimiento a Dios. Para él Álvaro del Portillo es un padre que siempre le acompaña”. Y su madre recalcó: “Por eso a nuestro hijo pequeño le pusimos Álvaro, por agradecimiento al futuro beato”.
Milagro aprobado por el Vaticano
José Ignacio nació el 10 de julio de 2003 con un análisis clínico grave en Santiago de Chile y dos días después de su nacimiento fue sometido a una operación. Pero durante su recuperación, al cabo de poco tiempo, su situación empeoró. La noche del 29 de julio tuvo una crisis epiléptica y los médicos decidieron realizar una intervención cardio-quirúrgica paliativa. Tras ella, el día 2 de agosto, José Ignacio entró en paro cardíaco durante más de media hora pero las oraciones a Álvaro del Portillo hicieron que se produjera el milagro que hace posible mañana su beatificación en Valdebebas.
La declaración de la curación como milagrosa ha pasado un largo y exhaustivo proceso, primero en la diócesis de Santiago de Chile y posteriormente en la Santa Sede, donde fue examinado por el Consejo de médicos y el examen de los teólogos de la Congregación de las Causas de los Santos. Por último, los Cardenales y Obispos miembros de la Congregación de las Causas de los Santos dictaminaron que está probado sólidamente que el caso debe ser considerado como un milagro