Las palabras clave para el Sínodo según el cardenal Schönborn. Los círculos menores: “si a acogida, no a la confusión”
El papa ha invitado a "acompañar a la familia de hoy, sin juzgar", y también el Sínodo extraordinario debe leerse como "la etapa de un camino en el que se comparten las vicisitudes de la familia de hoy". Es la imagen del Sínodo ofrecida por el cardenal Cristoph Schönborn, arzobispo de Viena, en el habitual briefing que acompaña los trabajos del Sínodo.
Doctrina y compasión
"Una clave hermenéutica, de comprensión", así explicó la analogía con el párrafo 8 de la Lumen Gentium (que invita a mirar los elementos de santificación presentes también en las religiones distintas de la católica) el autor de la propuesta, el cardenal Schönborn, que significa privilegiar "una mirada sobre lo positivo de las situaciones más que sobre las faltas".
El arzobispo de Viena, respondiendo a las preguntas de los periodistas, admitió las tensiones internas en el debate sinodal en cuanto que “hay aspectos diversos que considerar: hay una palabra clara del Evangelio, la doctrina y la actitud de compasión de Jesús". Cómo unir estos distintos aspectos es para Schönborn "el reto cotidiano de la Iglesia, de los pastores y también de la vida de las parejas".
"La doctrina – subrayó el purpurado – no es un yugo impuesto, sino un camino de vida". "Conozco la realidad de una familia que vive la ruptura – prosiguió Schönborn recordando la separación de sus padres – pero la familia sigue estando, no es un ideal abstracto, sino una realidad: hay un padre y una madre, hay hijos que pasan periodos con el padre y otros con la madre. La Iglesia habla de verdad, pero lo hace con compasión. Y en esto necesitamos también un camino de fe".
Divorciados vueltos a casar y uniones homosexuales
En los círculos menores, la discusión sobre la posibilidad del acceso a la Eucaristía para los divorciados vueltos a casar se ha polarizado por una parte sobre la conservación de la doctrina actual y por otra sobre la posibilidad de comulgar, “en una óptica de compasión y misericordia, pero sólo en el caso en que se den determinadas condiciones".
En lo que respecta a las uniones homosexuales, permanece la imposibilidad de equipararlas al matrimonio de hombre y mujer, pero los círculos han subrayado que "las personas con tal orientación deben ser acompañadas pastoralmente y tuteladas en su dignidad, sin que esto aparezca como una aprobación, por parte de la Iglesia, de su orientación y su conducta de vida ".
"La acogida – subrayó el cardenal Schönborn – es una actitud personal humana y cristiana básica, pero el respeto por la persona no significa para la Iglesia el respeto de cualquier comportamiento humano. La Iglesia no puede cambiar el principio de la relación entre hombre y mujer entendido como don de la creación". Sin embargo, "hay un principio claro: debemos mirar a las personas antes que a su orientación sexual. No hay que mirar al dormitorio de las familias. Antes miremos a la sala de estar. Cada uno tiene una dignidad que va más allá de cualquier otra cuestión".
"No tengáis miedo"
El enorme interés suscitado por el Sínodo nace, para el cardenal Schönborn, "del hecho que pocos temas tocan a toda persona como la familia: todos tienen padres, hermanos, hermanas, abuelos" y a menudo la familia representa hoy "una red de supervivencia". Por esto "la Iglesia siempre ha estado atenta a esta realidad".
"Si algunos padres del Sínodo dicen: ‘Atención, porque no debemos olvidar la doctrina’ – afirmó Schönborn – por la otra parte es necesario también el acompañamiento de muchas situaciones, por las que el Papa habla del hospital de campaña. Sucede a menudo en la familia que la mamá dice: ‘Es demasiado peligroso’; y que el papá diga: ‘No, no tengas miedo’". Lo mismo sucede en el Sínodo: "Somos una gran familia. Así unos dicen: ‘¡Atención! ¡Tienen razón, es peligroso!’; y los otros dicen: ‘¡No tengáis miedo!’" pero, concluyó el arzobispo de Viena, "no hay partidos, y no los hagáis tampoco vosotros, los periodistas".