Fundada por los esposos Frank y Maesie, celebraban efemérides de empleados y autores, entre ellos Chesterton, Maritain, Dawson o C.S. Lewis(En la foto, instantánea de Maisie Ward firmando en el libro de visitas del Sancta Sophia College durante un viaje a Australia)
El genio de Chesterton brilló y lo seguirá haciendo seguramente por mucho tiempo, pero gracias a la editorial Sheed and Ward su estela traspasó las fronteras de Gran Bretaña, llegando a los cinco continentes. Pero no solo el creador inglés del padre Brown nos puede contagiar su alegre religiosidad gracias a la editorial del matrimonio de Frank Sheed y Maisie Ward, sino que nos dieron a conocer a insignes británicos, estadounidenses y otros europeos, casi todos ellos conversos al catolicismo, como Belloc, Knox, Dawson y Waugh.
Asimismo, al tándem Sheed y Ward, también escritores, le deben mucho los sellos católicos que se fundaron posteriormente a 1926, año en el que erigieron su sede en Londres, y unos años más tarde en Nueva York, porque fundamentaron su trabajo en lanzar a autores católicos de vigoroso fuste intelectual –y en Gran Bretaña había muchos- y de abrir su fondo editorial a ámbitos que no tocaban las editoras católicas de entonces, ancladas en reproducir mayormente textos piadosos, como desvela Ricardo Sánchez Costa, en su completo compendio El resurgimiento católico en la literatura europea moderna:1890-1945 (Encuentro).
Por el contrario, el matrimonio del australiano Sheed y la inglesa Ward se dirigió a un público que demandaba literatura de calidad que abordará todo tipo de cuestiones desde una perspectiva católica. En su empresa, se fueron enrolando la intelectualidad católica de Londres y de Nueva York, en 1933, año en el que abrieron su sucursal al otro lado del Atlántico. El clima de altura intelectual no desdeñó la vida cotidiana de la empresa, pues, como apunta Sánchez Costa, se celebraban las bodas, cumpleaños y otras efemérides tanto de los autores como de los empleados, todo ello “en un ambiente laical, en el que ningún clérigo ostentaba puestos de dirección”.
Editores, escritores y esposos
Sin duda que este compromiso con autores y empleados, marcó estilo, no solamente en las editoriales, sino en las organizaciones de cualquier tipo que vieron las ventajas de estas relaciones más afables entre empresarios y trabajadores.
Desconociendo cómo influyeron en sus distintas plumas este talante cercano del matrimonio de Frank y Maisie, pero lo que sí constatamos es que entre 1926 y 1945, G.K. Chesterton vio cómo se publicaban once de sus textos, mientras que Dawson llegaba a diez y, con uno de ellos, se llenaba de satisfacción porque su Progreso y religión conseguía el primer gran éxito para la empresa. A los anteriores títulos, sumaron siete libros de Belloc y de Knox, cinco de Alfred Noyes y El regreso del peregrino, de C.S. Lewis.
De la pluma de Maesie Ward salió la primera biografía autorizada de Chesterton. Enfermera en la Primera Guerra Mundial, Maisie, que provenía de una aristocrática familia católica, cultivó sus dotes literarias desde pequeña, que cristalizaron, además de en la biografía aludida anteriormente del genio de La esfera y la cruz, en escritos eruditos sobre el Nuevo Testamento, espiritualidad e historias de innumerables santos y notables menores, entre ellos su amigo el escritor y místico Caryll Houselander.
Su vena literaria y promotora de la vivencia católica la compartía con su marido, Frank, autor de escritos teológicos y apologéticos como Conocer a Jesucristo, una de sus obras más leídas, también en la actualidad, que acerca a la figura del Hijo de Dios.
Con Maritain y el Vaticano frente a Acción Francesa
La altura intelectual y sus inquietudes apologéticas condujeron providencialmente a ambos a unirse sentimentalmente y a promover el conocimiento y profundización de la fe católica en Gran Bretaña con su apuesta empresarial. En el ámbito teológico, relanzaron a los autores medievales y fueron fieles al magisterio de la Iglesia, que hicieron compatible con publicar a a algunos escritores modernistas como el barón von Hugel y Henri Bremond
Pero no se ciñeron exclusivamente a escritores británicos, ya que imprimieron varias obras de Jacques Maritain por el relanzamiento que hacia el autor francés del tomismo y de la defensa que hacía Maritain de la posición del Vaticano frente a la pretensión de catolicidad genuina del partido Acción Francesa. Por otro lado, reprodujeron textos de Paul Claudel, Leon Bloy, Du Bos y, con quince obras, los escritos de H. Ghéon.
El espíritu insaciable de seguir las pesquisas a autores y escritos católicos de calidad literaria y de altura intelectual estuvo siempre azuzando al matrimonio. Esto les llevó a imprimir a la autora noruega Sigrid Undset y su Saga de los santos o al teólogo alemán Karl Adam en El espíritu del catolicismo, una de las obras más reeditadas y de mayor éxito de su catálogo, sin olvidar las traducciones que hicieron del italiano Papini.
El empuje del catolicismo en Gran Bretaña, principalmente, pero también en Estados Unidos, se debe a esta pareja tan singular y vanguardista en tantos planteamientos empresariales, a la que no se ha dedicado suficiente interés en lengua española, como atestiguan las escasísimas entradas con que cuentan en Internet. En este necesario reconocimiento para quienes fueron y son referentes en medios de comunicación católicos, debemos a Enrique Sánchez Costa, por su estupendo obra, uno de los obligados homenajes en español a la pareja Frank Sheed y Maisie Ward, quienes refrendaron su catolicidad dando a conocer a Chesterton y a otros conversos en el mundo entero.