Dios omnipotente que refugias a los desolados y confortas a los prisioneros, mira mi aflicción y manifiesta tu poder para auxiliarme; vence al detestable enemigo; y haz que, superada la presencia del adversario, pueda recuperar la paz y la libertad y así, sirviéndote con sincera piedad, pueda confesar que Tú eres admirable y manifestar la grandeza de tus obras. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Esta oración es la que los obispos de la arquidiócesis colombiana de Ibagué propusieron rezar, en privado, como una de las soluciones a los numerosos suicidios registrados en Tolima.
También propusieron a los sacerdotes rezar en misas dominicales la oración de exorcismo a san Miguel Arcángel del papa León XIII.
E invitaron a todas las parroquias de Ibagué a celebrar Eucaristías para orar por la vida y pedir a san Miguel la protección de los jóvenes y las familias.
“Ante el doloroso hecho de suicidios en el Tolima en los últimos meses, se hace necesario desarrollar programas y acciones que enseñen la belleza y el valor de la vida y frenen la continuación de este flagelo”.
Lo señalaban el arzobispo y su obispo auxiliar, Flavio Calle y Orlando Roa en un comunicado con fecha del 31 de octubre de 2014.
Soluciones
Los obispos consideran “indispensable que se unan todos los esfuerzos posibles para atacar este mal social del suicidio”.
Y animan a ofrecer “soluciones de unidad familiar, de educación con humanismo cristiano, de justicia y salud social, de equidad, de paz interior, de obras de solidaridad y caridad cristiana, de buen uso de las redes sociales”.
También alertan que el Maligno pretende infiltrar sus obras en los espacios existenciales que ocupamos, las relaciones humanas, los medios de comunicación de que nos servimos y la misma cultura que creamos.
“En muchos casos de suicidio se constata una relación con causas de origen satánico –constatan-. El Demonio siembra división, envidia, odio, hastío, guerra, muerte".
Y añaden:
El Magisterio ante el suicidio
La vida es un bien a agradecer y defender. El Catecismo de la Iglesia Católica recoge en el punto 2258 una verdad fundamental:
Un poco más adelante, el CIC destaca que “somos administradores y no propietarios de la vida que Dios nos ha confiado. No disponemos de ella”.
Los obispos colombianos también reconocen que “los trastornos psíquicos graves y otras circunstancias que impulsan hacia el suicidio disminuyen la culpabilidad del acto suicida”.
Y consideran “indispensable cultivar las poderosas defensas que nos vienen de la Penitencia y la Eucaristía, la confianza en Dios, la intercesión de la Virgen María, san José, los santos y los ángeles de Dios”.