Un congreso celebrado en Polonia destaca que la cruz en Europa es un símbolo religioso y cultural que constituye una identidad
La Universidad Católica de Lublin fue la sede del Congreso La presencia de la cruz en el espacio público de los países europeos en el cual se analizaron durante dos días los aspectos de la expresión pública de la fe a través de los símbolos religiosos.
El tema ha sido abordado en diversos tribunales europeas a raíz de demandas que han abierto una controversia sobre la supuesta incompatibilidad de la presencia del crucifijo u otros símbolos religiosos y la libertad de cultos, proposición que ha sido rechazada en varias ocasiones.
Monseñor Stanislaw Budzik, arzobispo de Lublin, Polonia, recordó el profundo sentido que la imagen religiosa de Cristo crucificado tiene para los creyentes, ya que "la cruz no es la muerte de Dios, sino el nacimiento del amor en el mundo".
Para los cristianos, la cruz de Cristo es fuente de valentía e impulsa "la revolución del amor", valorada desde los inicios del cristianismo como muestra de la sabiduría y el poder de Dios.
El crucifijo en Europa
Expertos como el padre Peter Stanisz, decano de la Facultad de Derecho, Derecho Canónico y Administración de la Universidad Católica de Lublin, recordaron cómo el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo respaldó esta expresión religiosa en las escuelas de Italia.
Según los juristas, la presencia del crucifijo no violenta las libertades individuales ni vulnera el derecho de los padres a elegir el tipo de educación que se imparte a sus hijos.
También se argumentó que la Cruz no es sólo un símbolo religioso, sino un patrimonio cultural profundamente arraigado en la historia europea.
El Dr. Michael Rynkowski, experto en derecho internacional que trabaja en la Dirección General de Educación y Cultura de la Comisión Europea explicó que no es probable que la Unión Europea regule la materia, sino que se conserve la autonomía de cada país en las normativas relacionadas.
El profesor Philippe Nelidoff de la Universidad de Toulouse, Francia, comentó la realidad francesa, país donde se han retirado los símbolos religiosos de los edificios públicos con la excepción de Toulouse, donde la Corte de Apelaciones aún conserva un crucifijo.
También se eliminó la fórmula de juramento que hace mención a Dios, aunque se conservan canales de diálogo sobre proyectos nacionales que puedan suscitar polémica, situación similar a la de la Iglesia en Alemania.
El padre Peter Stanisz expresó que los diferentes ponentes, al retratar las diversas situaciones de los países europeos en torno a la exhibición de símbolos religiosos, mostraron la importancia que esto tiene para los creyentes y la sociedad.
"Es mucho más fácil de entender ahora la necesidad de la colocación de la cruz en un espacio público", expresó en su intervención conclusiva. La cruz, afirmó, no es sólo un símbolo, ya sea religioso o cultural, sino que constituye una identidad.
"Hay una gran diversidad en términos de acercamiento a la presencia del crucifijo en los países europeos en el espacio público. Esto es debido a la tradición, la cultura y la identidad de la comunidad", explicó.
Y propuso como ejemplo la realidad de los países post-comunistas, donde presencia de la cruz es un valor supremo porque está asociada a la historia dolorosa de la nación.
Con información de KAI
Artículo publicado por Gaudium Press
