La realidad es cuestionada y se buscan alternativas, el hombre existe en función de quién y cómo lo está observando
Es difícil comprender la mecánica cuántica, ya que se sale del determinismo y trata de responder a fenómenos imperceptibles en la vida cotidiana.
No deja de ser asombroso cómo en la historia de la humanidad se ha llegado a conceptos tan sofisticados y extraños, hasta extravagantes, que rivalizan con los más alocados frutos de la imaginación.
En mi concepto, el solo hecho de aceptar la interpretación de Copenhague1 (formulada en 1927 por el físico danés Niels Bohr y otros científicos) es casi como poner en tela de juicio la realidad, como decir que este computador “probablemente” exista.
Y peor aún decir que igual no importa si exista o no, con tal de que los experimentos concuerden y nos lleven a fines prácticos, como este computador.
Quisiera especular sobre el impacto que tiene esta visión de la realidad sobre el hombre.
En primer lugar tanto la mecánica cuántica como la teoría de la relatividad nos presentan la realidad como un mundo mágico, donde las cosas no parecen ser lo que son y todo puede ser fruto de nuestra imaginación, porque nuestro punto de vista es limitado y sujeto a errores.
Es como si Alicia se encontrara más ella, más real en el País de las Maravillas y no en el mundo real. Es allí donde en mi punto de vista surge la paradoja de la “irrealidad de la realidad”.
Generalizando la mecánica cuántica, quedamos entonces en un mundo indeterminado donde las cosas pasan por casualidad y se resumen en probabilidades que nos dejan con una profunda incertidumbre.
En este punto surge para mí un problema básico para la forma en que percibimos la realidad.
Veo que se han trasladado a la realidad cotidiana del hombre los conceptos de la mecánica cuántica, en cuanto a la forma como suceden las cosas sin una causa concreta y fruto de probabilidades, dejando por fuera las verdades absolutas.
Los conceptos de la teoría de la relatividad en cuanto todo es relativo también dejan fuera la verdad absoluta, dejan al hombre como un ente que pueda que exista o no, y si existe o no depende de quién y cómo lo está observando.
Pienso que estos conceptos han hecho que el ser humano se desdibuje a sí mismo y presente propuestas en el plano social, legal, cultural, religioso, etc. que llevan a una suerte de confusión sobre la naturaleza del hombre y de aquello que lo rodea.
Fruto de esto es el relativismo ético y moral, que nos ha llevado a pensar que cualquier cosa es válida y que no existe el mal ni el bien.
La percepción de nuestra realidad como algo vacío, superfluo que nos lleva a buscar “realidades” alternas que bien pueden ser realidades sin importar lo que el resto del mundo piense.
Como si el ser humano se pusiera un “vector de estado” y con él se interpreta y se deja interpretar de cualquier forma, con todas las posibilidades. Me pregunto, ¿Cómo colapsara al final esta ecuación?
Desde el punto de vista de la ciencia, me parece que estamos en un momento en donde se están dando grandes cambios, pero creo que ha faltado humildad, la humildad que asienta la soberbia y dirige al hombre por el recto camino de la verdad.
Esta desviación de la verdad puede llevar a que la ciencia misma se vista de aquello de lo que no debe vestirse, esto es de la especulación y en última instancia se llene de dogmas.
Dogmas impuestos no por la verdad de la fe o la razón, sino por la supuesta “autoridad” de uno o varios hombres que en su calidad de “científicos” dan rienda suelta a sus pasiones e instauran nuevas dictaduras, más crueles y destructivas que las de los antiguos césares.
Quisiera poner como ejemplo de esto al científico
Richard Dawkins, apasionado ateo que refuta constantemente la existencia de Dios, pero que sí apela a supuestas “teorías” de seres alienígenas que pueblan planetas y crean seres vivos… ¿cómo espera que le creamos tal cosa cuando no existe evidencia alguna de ello?
En resumen creo que la ciencia debe servir para el bien del hombre y ser fiel a sus principios de llevar todo al plano de la realidad vista por el hombre.
En el caso de la mecánica cuántica, considero, como Einstein, que aún está incompleta y los científicos deben esforzarse por explicarla de una forma satisfactoria que concuerde con dicha realidad y no deje, en tal esfuerzo, damnificado al hombre sin identidad, ni horizonte.
Por Ricardo León Medina Cárdenas
Fragmento de un artículo publicado por el Centro de Estudios Católicos – CEC