Ante máximo líder musulmán sunnita turco, el Papa pide que los hombres que dicen adorar a Dios lo demuestren respetando a sus hermanos
Después del encuentro con el presidente del gobierno turco, el Papa Francisco ha visitado al presidente de los Asuntos Religiosos de Turquía, en el marco de su viaje apostólico de tres días iniciado este viernes 28 de noviembre en la ciudad de Ankara.
El Papa Francisco ha condenado el uso de la religión para fomentar la violencia en un discurso ante la autoridad islámica más alta de Turquía, Mehemet Gormez.
“Como dirigentes religiosos, tenemos la obligación de denunciar todas las violaciones de la dignidad y de los derechos humanos”, ha dicho. Por tanto, “la violencia que busca una justificación religiosa merece la más enérgica condena, porque el Todopoderoso es Dios de la vida y de la paz”, ha continuado.
“El mundo espera de todos aquellos que dicen adorarlo, que sean hombres y mujeres de paz, capaces de vivir como hermanos y hermanas, no obstante la diversidad étnica, religiosa, cultural o ideológica”, ha asegurado el Papa.
Sin embargo, Francisco ha remarcado que a la denuncia sigue “el trabajo común para encontrar soluciones adecuadas. Esto requiere la colaboración de todas las partes: gobiernos, dirigentes políticos y religiosos, representantes de la sociedad civil y todos los hombres y mujeres de buena voluntad”.
Las palabras de Francisco han resonado en el palacio de la Diyanet, organismo estatal central constituido en la organización del Estado laico introducido por el padre de la patria, Ataturk, en 1924, cuando abolió el Califato y el Ministerio de la Sharia en Turquía.
Se trata de un super ministerio que administra “los asuntos religiosos” en el país y paga los sueldos de miles de imanes, los cuales deben responder de sus predicaciones y decisiones a la Diyanet.
La acción de los grupos extremistas y la guerra en Oriente Medio
En su discurso, el Papa ha denunciado que en algunos lugares las minorías étnicas y religiosas sean sacadas por la “fuerza de sus hogares” y tengan que “abandonar todo para salvar sus vidas” con tal de “no renegar de la fe”.
“Es particularmente preocupante que, sobre todo a causa de un grupo extremista y fundamentalista, enteras comunidades, especialmente –aunque no sólo– cristianas y yazidíes, hayan sufrido y sigan sufriendo violencia inhumana a causa de su identidad étnica y religiosa”, ha declarado.
“La violencia -ha proseguido- ha llegado también a edificios sagrados, monumentos, símbolos religiosos y al patrimonio cultural, como queriendo borrar toda huella, toda memoria del otro”.
Puntos en común entre cristianos y musulmanes
El discurso es abierto a la reflexión tanto de cristianos como de musulmanes. “Nosotros, los musulmanes y los cristianos, somos depositarios de inestimables riquezas espirituales, entre las cuales reconocemos elementos de coincidencia aunque vividos según las propias tradiciones”, ha afirmado el Papa.
En los puntos comunes entre ambas religiones, ha considerado “la adoración de Dios misericordioso, la referencia al patriarca Abraham, la oración, la limosna, el ayuno… elementos que, vividos de modo sincero, pueden transformar la vida y dar una base segura a la dignidad y la fraternidad de los hombres”.
Diálogo interreligioso
El punto de partida -ha señalado- es el diálogo interreligioso que “nos ayuda también a promover y defender en la sociedad los valores morales, la paz y la libertad” profesando las enseñanzas de Juan Pablo II en su viaje en Ankara, el 29 noviembre de1979.
El Pontífice ha señalado como ejemplo la colaboración entre cristianos y musulmanes en la ayuda humanitaria y la asistencia a los refugiados que escapan de los conflictos de la región y limítrofes.
“El común reconocimiento de la sacralidad de la persona humana- ha continuado – sustenta la compasión, la solidaridad y la ayuda efectiva a los que más sufren. A este propósito, quisiera expresar mi aprecio por todo lo que el pueblo turco, los musulmanes y los cristianos, están haciendo en favor de los cientos de miles de personas que huyen de sus países a causa de los conflictos”.
En este sentido el Pontífice ha aplaudido las buenas relaciones y la colaboración entre la Diyanet y el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso. “Espero que continúen y se consoliden, por el bien de todos, porque toda iniciativa de diálogo auténtico es signo de esperanza para un mundo tan necesitado de paz, seguridad y prosperidad”, ha dicho.
Al margen del discurso preparado, el Papa ha augurado que “el diálogo interreligioso sea creativo para buscar soluciones”. En esta perspectiva, Francisco ha recordado la visita del Papa Benedicto XVI a la Diyanet, en noviembre de 2006.
La amistad entre cristianos y musulmanes es posible
En efecto, “las buenas relaciones y el diálogo entre los dirigentes religiosos -ha asegurado- tiene gran importancia. Representa un claro mensaje dirigido a las respectivas comunidades para expresar que el respeto mutuo y la amistad son posibles, no obstante las diferencias”.
“Esta amistad, además de ser un valor en sí misma, adquiere especial significado y mayor importancia en tiempos de crisis, como el nuestro, crisis que en algunas zonas del mundo se convierten en auténticos dramas para poblaciones enteras”, ha añadido.
Conflictos étnicos y religiosos
“Hay efectivamente guerras que siembran víctimas y destrucción; tensiones y conflictos interétnicos e interreligiosos; hambre y pobreza que afligen a cientos de millones de personas; daños al ambiente natural, al aire, al agua, a la tierra” ha constatado.
Con voz grave ha recordado que “la situación en el Medio Oriente es verdaderamente trágica, especialmente en Irak y Siria. Todos sufren las consecuencias de los conflictos y la situación humanitaria es angustiosa. Pienso en tantos niños, en el sufrimiento de muchas madres, en los ancianos, los desplazados y refugiados, en la violencia de todo tipo”.
Por último ha expresado su gozo y agradecimiento por este encuentro y ha concluido: “que el Señor nos bendiga”.