Dame un corazón sencillo para poder albergarte…
Señor, te estoy esperando…
Con una mezcla de esperanza,
impaciencia, inquietud e ilusión,
pero a la vez teñido de un cierto miedo,
a que todo siga igual,
a que nada cambie en mi vida.
Sigo necesitando encontrarte,
descubrir dónde vivís,
en qué lugares te escondes, dónde buscarte
cuando creo perderte.
Pero a la vez sé que Vos me
buscáis en todo momento,
que buscáis las mil y una maneras
para salir a mi encuentro.
Dame tus ojos para poder verte,
dame oídos de discípulo
para poder escucharte y seguirte.
Dame corazón de niño para seguir
admirándome de tus caminos,
de tus maneras, de tus tiempos,
de tus revelaciones…
Dame un corazón sencillo
para poder albergarte…
Vos elegiste un lugar pobre, retirado,
humilde y oscuro para nacer.
Sé que en este tiempo queréis
nacer en mi corazón.
Yo quiero ser dócil para que vayas
formándome como quieras.
Artículo publicado por Oleada Joven