En un momento difícil, Dios proveyó un Papa santo que supo gobernar con sabiduría
San Silvestre nació en Roma, murió el 31 de diciembre del año 335. Había sido elegido papa el 31 de enero del año 314.
Al finalizar la persecución de la Iglesia en el año 313 con el Edicto de Milán, esta tuvo que afrontar nuevos retos: El emperador quería inmiscuirse en los asuntos de la Iglesia. Amenazaban también las herejías. Pero Dios proveyó un Papa santo que supo gobernar con sabiduría: San Silvestre I.
Sucedió al Papa San Melquíades. Su pontificado duró 21 años.
San Silvestre no podía viajar largas distancias pero se esmeró para pastorear a la Iglesia universal. Para enfrentar la herejía donatista San Silvestre envió delegados al Concilio de Arles y cuando el emperador ordenó el Concilio de Nicea en el 325, el Papa Silvestre I envió un obispo y dos sacerdotes en su nombre. Después aprobó el Credo de Nicea que se formuló en ese concilio.
Además del cuidado por la doctrina y la pastoral, construyó iglesias y convirtió el Palacio Laterano, donado por el emperador Constantino, en la primera catedral de Roma, llamada San Juan de Letrán. También comenzó los trabajos en San Pedro, en el Vaticano y San Lorenzo.
Es el primer Papa que no muere mártir y la primera persona canonizada sin haber sido mártir.
Artículo publicado originalmente por Corazones.org