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Enséñame… La humilde oración de san Anselmo

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Patricia Navas - publicado el 09/01/15 - actualizado el 18/04/23
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"Porque no puedo ir en tu busca a menos que tú me enseñes, y no puedo encontrarte si tú no te manifiestas..."

"Enséñame". Esta humilde oración de san Anselmo de Canterbury, recogida en su gran obra Proslogion, muestra su sincero deseo de conocer a Dios. Cualquiera puede identificarse con ella...

Señor, mi Dios, enseña a mi corazón dónde y cómo buscarte, dónde y cómo encontrarte.
Señor, si no estás aquí, ¿dónde te buscaré, estando ausente?
Si estás por doquier, ¿cómo no descubro tu presencia?

Cierto es que habitas en una claridad inaccesible.
Pero ¿dónde se halla esa inaccesible claridad?, ¿cómo me acercaré a ella?
¿Quién me conducirá hasta ahí para verte en ella?
Y luego, ¿con qué señales, bajo qué rasgo te buscaré?

Nunca jamás te vi, Señor, Dios mío; no conozco tu rostro.
¿Qué hará, altísimo Señor, este tu desterrado tan lejos de ti?
¿Qué hará tu servidor, ansioso de tu amor, y tan lejos de tu rostro?

Anhela verte, y tu rostro está muy lejos de él. Desea acercarse a ti, y tu morada es inaccesible. Arde en el deseo de encontrarte, e ignora dónde vives.
No suspira más que por ti, y jamás ha visto tu rostro.

Señor, tú eres mi Dios, mi dueño, y con todo, nunca te vi.
Tú me has creado y renovado, me has concedido todos los bienes que poseo,
y aún no te conozco.
Me creaste, en fin, para verte, y todavía nada he hecho de aquello para lo que fui creado.

Entonces, Señor, ¿hasta cuándo?
¿Hasta cuándo te olvidarás de nosotros, apartando de nosotros tu rostro?
¿Cuándo, por fin, nos mirarás y escucharás?
¿Cuándo llenarás de luz nuestros ojos y nos mostrarás tu rostro?
¿Cuándo volverás a nosotros?

Míranos, Señor; escúchanos, ilumínanos, muéstrate a nosotros.
Manifiéstanos de nuevo tu presencia para que todo nos vaya bien; sin eso todo será malo. Ten piedad de nuestros trabajos y esfuerzos para llegar a ti, porque sin ti nada podemos.

Enséñame a buscarte y muéstrate a quien te busca;
porque no puedo ir en tu busca a menos que tú me enseñes,
y no puedo encontrarte si tú no te manifiestas.
Deseando te buscaré, buscando te desearé, amando te hallaré y hallándote te amaré.

¿Quién fue san Anselmo?

Nació en 1033 en Aosta del Piamonte (actual Italia). Su noble familia confió su educación a los benedictinos, después de que su maestro laico le maltratara. Entre los monjes descubrió su vocación a la vida religiosa.

Es famoso como filósofo y como teólogo. Se le considera el precursor de santo Tomás de Aquino y el padre de la escolástica.

En 1043 se convierte en arzobispo de Canterbury. Y por defender a la Iglesia fue desterrado por el rey Guillermo el Rojo, enemigo de los católicos.

Falleció en 1109 en Canterbury. Sus últimas palabras fueron:

"Allí donde están los verdaderos goces celestiales, allí deben estar siempre los deseos de nuestro corazón".

Encuentra aquí más información sobre san Anselmo de Canterbury

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