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Ben Weasel, el hijo pródigo punk que volvió a la casa del Padre

Enrique Chuvieco - publicado el 17/01/15
El líder de una de las bandas punkis más rotundas afirma dar "gracias a Dios por las cosas buenas de mi vida, y también por las asquerosas"

Abroncaban y guitarreaban con contundencia. No en vano los Screeching Weasel seguían en 1986 la estela en Estados Unidos que habían iniciado unos años antes los Sex Pistols para entronizar el punk en el Reino Unido.

Lo que no sabemos es si Sid Vicious consiguió alcanzar la paz anhelada antes de morir de la sobredosis proporcionada por su madre.

Pero sí le ha ocurrido al líder de la banda norteamericana, Ben Weasel, quien declara:

El mundo punk se sobresaltó hace unos meses cuando Ben Weasel, nombre artístico de Benjamin Foster, se marcaba una rotunda declaración de fe católica en la publicación italiana Tempi (traducida al castellano por Helena Faccia).

Aquellos punkis que solo atendieron al titular, pudieron pensar que era una más de las locuras del histriónico Weasel.

Su carrera estaba jalonada de borracheras, peleas y algunas agresiones, hecho que ocurrió cuando golpeó a una chica en uno de sus conciertos.

Aquellos que leyeron más de aquel escrito, comprendieron que el que había formado la banda en 1986 junto John Jughead y que habían sido referentes para Blink 182 y los Green Day, hacía una cosa inaudita: dar "gracias a Dios por la gracia de permanecer en la esperanza".

Ansiedad, depresión y… esperanza

Con quince discos de estudio –el último en 2011 y uno dedicado a los Ramones-, Screeching Weasel son proa y baluarte del punk y del punk-pop en los que se fueron forjando tras crearse en el industrial Chicago.

Es posible que Weasel recordara la dureza interior de muchos momentos de esos más de cinco lustros cuando escribió en la publicación italiana:

Criado en una familia católica, a Weasel, no le bastó en aquel tiempo esa fe para cubrir sus necesidades espirituales en lo políticos-social y lo personal. Y siguió el budismo durante muchos años, hasta que se reencontró con el catolicismo.

Para él, su vuelta a la casa del Padre, semeja a la del hijo pródigo, pues "me ha llegado de modo completamente inmerecido y que contagia cada cosa".

"El único pecado, rendirse"

Por muchas tropelías que se cometan, como le ocurrió al hijo del Evangelio, lo vital, moral, es continuar. Y por tanto, el meollo es la perpetua conversión que nos lleva también a la apertura al prójimo.

Por eso en otro momento, Weasel entiende la única condición que debe darse en el camino del cristiano.

Porque "si lo que Dios quiere de nosotros es el amor, lo que quiere que hagamos, sobre todo, es perseverar. Al final el único pecado es rendirse".

Inconformista

De estilo musical cercano en sus inicios al hardcore punk, Weasel imprimió a sus canciones mensajes anticonformistas y antisistema (en este sentido los británicos The Clash son los abanderados).

A partir de su testimonio de fe, desconocemos con qué nos regalará en sus próximos trabajos. Tal vez los llenen su mirada más luminosa sobre la Iglesia, como testimonió en Tempi.

En este sentido, Weasel “entra a saco” en los tópicos sobre su necesaria modernización que reclaman muchos:

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