Inés de Montepulciano nace en Gracciano Vecchio, cerca de Montepulciano (Italia) en 1268, en la rica familia Segni.
Al nacer, en la cuna se vieron una luminarias encendidas y eso se interpretó como una señal de elección por parte de Dios.
A los nueve años se retiró al monasterio de Montepulciano para servir a Dios.
Era tan notable su santidad, que sido una adolescente, a los 15 años fue elegida priora de un monasterio en Procena (Viterbo), que ella misma había promovido. Ella creía que debía rechazar el cargo para ser humilde pero el Papa intervino y tuvo que aceptarlo.
Veintidós años más tarde regresó a Montepulciano para presidir un nuevo monasterio fundado por ella, bajo la regla de san Agustín primero y más tarde bajo la regla de santo Domingo.
Falleció el 20 de abril de 1317, después de una vida modélica de sencillez, abnegación y caridad.
De la vida de santa Inés se cuentan numerosos milagros, entre ellos que se le apareció la Virgen y le entregó al Niño Jesús en brazos.
Oración
Tú, Señor, que concediste a santa Inés de Montepulciano
el don de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde,
concédenos también a nosotros, por intercesión de esta santa, que,
viviendo fielmente nuestra vocación,
tendamos hacia la perfección que nos propones en la persona de tu Hijo,
que vive y reina contigo por los siglos de los siglos.
Amén