Tres claves para la felicidad de los jóvenes en el Mensaje del Papa para la próxima Jornada Mundial de la JuventudBienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios es lema del mensaje del Papa Francisco en ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud 2015 que se celebrará el próximo 29 de marzo, Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor.
El mensaje forma parte del camino que llevará hacia la próxima JMJ de Cracovia en julio 2016. La guía para los jóvenes es el texto evangélico de las Bienaventuranzas y el “sermón de la montaña”.
Así, el Papa recuerda a los jóvenes inquietos y llenos de sed de infinito que “todas las personas de todos los tiempos y de cualquier edad buscan la felicidad”.
En este sentido, indica que “el pecado en la historia humana” es el obstáculo en la relación con Dios. De esta situación, la “brújula” interior que guiaba al hombre y la mujer “en la búsqueda de la felicidad pierde su punto de orientación” y “la tentación del poder, del tener y el deseo del placer a toda costa los lleva al abismo de la tristeza y de la angustia”, añade.
Y por ello, en Cristo, el Papa invita a los jóvenes a encontrar “el pleno cumplimiento de sus sueños de bondad y felicidad”. “Descubrimos el significado revolucionario de las Bienaventuranzas y el fuerte llamamiento de Jesús a lanzarnos decididamente a la aventura de la búsqueda de la felicidad”, explica Francisco.
Jóvenes felices por estar entregados a Cristo
“Y así, en Cristo, queridos jóvenes, encontrarán el pleno cumplimiento de sus sueños de bondad y felicidad -señala el Papa en su mensaje para la próxima JMJ-. Sólo Él puede satisfacer sus expectativas, muchas veces frustradas por las falsas promesas mundanas”.
El Papa pide a los jóvenes de ser “revolucionarios” y les invita a que “vayan contracorriente” y se “rebelen contra esta cultura de lo provisional, que, en el fondo, cree que ustedes no son capaces de asumir responsabilidades, cree que ustedes no son capaces de amar verdaderamente”.
Verán a Dios…
Invitando a los jóvenes a formar una familia, el Santo Padre insiste en que abracen, en general, “la vocación de entregarse plenamente a Cristo y al servicio de su Iglesia. Háganse la pregunta con corazón limpio y no tengan miedo a lo que Dios les pida. A partir de su “sí” a la llamada del Señor se convertirán en nuevas semillas de esperanza en la Iglesia y en la sociedad. No lo olviden: La voluntad de Dios es nuestra felicidad”, asegura.
Al cumplirse los 30 años desde que san Juan Pablo II instituyó las Jornadas dedicadas a la juventud del mundo, Francisco subraya que “esta peregrinación" a través de los continentes ha dado "abundantes frutos" en la vida de muchos jóvenes.
"Cuántos descubrimientos importantes, sobre todo el de Cristo Camino, Verdad y Vida, y de la Iglesia como una familia grande y acogedora. Cuántos cambios de vida, cuántas decisiones vocacionales han tenido lugar en estos encuentros”, constata.
Con el anhelo de que el santo pontífice Juan Pablo II, Patrono de la JMJ, “interceda por nuestra peregrinación a su querida Cracovia. Y que la mirada maternal de la Bienaventurada Virgen María, la llena de gracia, toda belleza y toda pureza, nos acompañe en este camino”, el Papa Francisco fecha su mensaje, firmado en el Vaticano, el 31 de enero de 2015, memoria de San Juan Bosco, fundador de los salesianos, padre y maestro de los jóvenes.
Francisco prosiguió destacando que “si hemos de estar atentos y cuidar adecuadamente la creación, para que el aire, el agua, los alimentos no estén contaminados, mucho más tenemos que cuidar la pureza de lo más precioso que tenemos:nuestros corazones y nuestras relaciones. Esta ‘ecología humana’ nos ayudará a respirar el aire puro que proviene de las cosas bellas, del amor verdadero, de la santidad”.
En este mensaje, sobresale la importancia de la oración, recordando a santa Teresa de Ávila, en el V centenario de su nacimiento en España, y de la lectura de la Sagrada Escritura, para encontrarse con el Señor, y Francisco les pide a los jóvenes que “no olviden: la voluntad de Dios es nuestra felicidad”.
El Sumo Pontífice reflexiona sobre la “palabra bienaventurados (felices)” que aparece “nueve veces en esta primera gran predicación de Jesús” (cf. Mt 5,1-12), en la cual “recuerda la llamada del Señor a recorrer con Él un camino que, a pesar de todas las dificultades, conduce a la verdadera felicidad”.