La imagen de la localidad cacereña precede a la venerada mundialmente en México
Miles de personas se citan anualmente en el monasterio de Guadalupe el 8 de septiembre para festejar a la que Alfonso XIII nombró como “Reina de las Españas o de la Hispanidad” en 1928 y que es el precedente de la advocación a la madre de Dios que se venera en México y en toda América Latina.
La imagen de la pequeña localidad extremeña data de finales del siglo VI, por regalo del sexagésimo Papa, Gregorio el Grande (540- 604), al obispo Leander de Sevilla. La talla de la Virgen de Guadalupe fue encontrada en 1326 después de más de 600 años por el pastor Gil Cordero, según una leyenda piadosa, cuando buscaba una vaca perdida y se topó con una Señora radiante que le indicó donde podía encontrar la estatua, escondida por los cristianos de la zona durante la ocupación musulmana.
Inicialmente, los creyentes comenzaron a honrar su imagen en una pequeña ermita, guardada por el sacerdote Pedro García. Posteriormente, el rey Alfonso XI mandó construir el monasterio en 1340, creando para ello un priorato secular y años después se entregó el santuario a la Orden de San Jerónimo, que tuvo que abandonarlo en 1835 por la desamortización.
De esta forma pasó a ser parroquia secular de la diócesis de Toledo hasta la llegada de los franciscanos en 1908, que se han hecho cargo del monasterio y del santuario hasta la fecha. Su adscripción a la diócesis de Toledo es la razón por la que el primado de España, que reside en esta ciudad castellana, presida los actos en honor de la Virgen el día de su celebración. Con la misma suavidad como determinación, los obispos extremeños han solicitado a la Santa Sede que Guadalupe depende de las diócesis extremeñas.
Centro de peregrinación
A la par que Santiago de Compostela, Guadalupe ostentó la consideración de sitio de peregrinación relevante en España. Su protagonismo se refrendó por los Reyes Católicos y por los exploradores que fueron a América en el siglo XV, como Cristóbal Colón o Hernán Cortés. Más tarde peregrinaron al lugar personas de toda condición y estado. Allí estuvo el pintor El Greco, Cervantes, Unamuno y más recientemente el papa Juan Pablo II para rezar ante la Virgen morena.
Aunque más bien habría que decir negra, ya que pertenece al grupo de las conocidas con ese nombre. Fue tallada en madera de cedro policromado en el siglo XII, según cánones románicos, mide 59 centímetros y pesa cuatro kilos. Aparece sentada con el niño Jesús en sus piernas y éste mide 23 centímetros y pesa 200 gramos. Tras perderse la mano derecha del Niño, se talló en el siglo XVI una de plata.
La historia y el protagonismo del Santuario ha llevado a diferentes instituciones y asociaciones, como la de Amigos del Camino Real de Guadalupe, a promover acciones para recuperar el trayecto que conectaba Madrid y Toledo con este enclave. En sus dos inicios de recorrido, convergen ambos caminos en la localidad toledana de La Mata, donde parte la única vía de peregrinación hasta completar 257 kilómetros de historia, arte, cultura y paisaje.
A lo largo de su recorrido se transita por Aranjuez, Toledo, Talavera de la Reina, Torrijos, Oropesa, Alcolea del Tajo, Puente del Arzobispo, Villar del Pedroso, Navatrasierra, y en el cerro de Altamira, la hermosa ermita mudéjar del Humilladero, desde donde muchos –al igual que sucede con el Monte del Gozo en las inmediaciones de Santiago de Compostela- atisban la silueta del Monasterio de Guadalupe,
Un templete, único en el mundo
Entre otras distinciones, este cenobio, regentado actualmente por franciscanos, es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1993 y lugar “Pontificio” por concesión del papa Pio XII en 1955.
En sus siete siglos de vivencia, ha incrementado su patrimonio con una espléndida biblioteca y capillas musicales. Ha sido lugar de trabajo para muchos monjes a lo largo de los siglos, fruto de lo cual es su Scriptorium o Escribanía de libros miniados o “iluminados”, sus talleres de bordados, de orfebrería, sus reales hospitales, farmacia y sus obras artísticas. Guarda esculturas y pinturas de Juan de Flandes, Zurbarán, Goya, Juan Correa de Vivar, Nicolás Francés, Egas Cueman, Pedro de Mena y El Greco, entre otros.
Su variedad y diversidad de estilos arquitectónicos, entre los que destacan el templo, el claustro mudéjar y el templete, este último único en el mundo, refrendan su relevancia en épocas pasadas por su relación con los Reyes Católicos y la evangelización y conquista de América. Aludir también en sus proximidades a los conjuntos históricos-artísticos de la Judería, La Puebla, de los siglos XIV-XVI, el Colegio de Gramática, entre otros.
Por otro lado, cuenta con una hospedería para acoger a los peregrinos y a aquellos que quieran pasar días de silencio y reflexión entre sus piedras seculares.
En el Nuevo Mundo
Sin certeza plena, pero con raíz árabe, el nombre “Guadalupe” se descompondría en lengua arábiga en "Guad-al-upe", que significa "rio oculto”.
Al detentar un claro protagonismo entre los exploradores a América en los siglos XV y XVI, su advocación se encarnó en 1521 en Méjico cuando Juan Diego desplegó su manto con la imagen de la Virgen ante el obispo Zumárraga.
Se cree que en la aparición a Juan Bernardino, el tío enfermo de Juan Diego, Nuestra Señora usó el término azteca (nahuatl) de "coatlaxopeuh", el cual es pronunciado “quatlasupe” y suena muy parecido a la palabra en español Guadalupe. "Coa" significando serpiente, ·"la" el artículo "la", mientras "xopeuh" significa aplastar; con lo cual su traducción sería “la que aplasta la serpiente.”
Década a década la relevancia del santuario mejicano ha aumentado y son millones de peregrinos los que acuden a rezar a la Virgen desde cualquier lugar del mundo. Todo empezó en un pequeño pueblo del medio-oeste español, ahora con algo más de 2.000 habitantes: Guadalupe.
