Se llama “Lo quiere el papa”, Pío XII invitó a los superiores religiosos a dar este paso por los perseguidos
«Lo quiere el Papa». Una invitación, más que una orden en sentido estricto. Pero una invitación muy significativa, que puede rastrearse hasta la boca de Pío XII: que cayera la clausura de los conventos romanos para que fueran acogidos los judíos y otros perseguidos que huían de los nazis en Roma. Es la historia que narra el documental de Antonello Carvigiani, que será transmitido el miércoles primero de abril en el canal Tv2000.
El espectador no se encuentra frente a un documental normal, sino frente a una historia con una banda sonora soberbia, una fotografía y una dirección muy atentas (de las que se ocupa Andrea Tramontano), que lo llevan hacia el interior de cuatro de los conventos que, en los terribles meses que pasaron entre el armisticio y la Liberación, acogieron a los refugiados.
La trama del documental no es la voz del narrados, sino más bien las imágenes y los testimonios de dos de los supervivientes, que en esa época eran chicos, y, sobre todo, de algunas monjas de clausura que escucharon de los labios de sus hermanas todo lo que sucedió entonces. Pero no solo los testimonios orales son lo central en «Lo quiere el Papa».
La decisión de viajar al interior de los monasterios de los Santos Cuatro Coronados, de Santa Susana, de Santa María de los Siete Dolores y de la Comunidad del Instituto de la Niña María se debe a que en ellos todavía se conservan los diarios y las crónicas escritas por las protagonistas de la historia.
Todas ellas atestiguan que la obra de caridad, la acogida de los perseguidos, fue una invitación de los superiores. Los testimonios escritos y orales aluden en muchas ocasiones al Papa, al Vicariato de Roma y a mons. Giovanni Battista Montini, Sustituto de la Secretaría de Estado y uno de los más cercanos colaboradores de Pío XII.
El documental de Carvigiani no es una apología, no poretende reescribir la historia. Simplemente trata de narrar un aspecto poco conocido. De las voces de las monjas, que se van entretejiendo con las de los supervivientes y con las palabras de los diarios, van surgiendo escenas de vida cotidiana en los conventos de la Roma bajo la invasión alemana. Con las monjas que prestaban sus hábitos para que los chicos judíos pudieran salir a respirar aire libre en los claustros, mimetizándose con las demás religiosas.
«Cada dia llegaba una petición nueva –se lee en el diario de guerra de la comunidad de la Niña María–, de vez en cuando una llamada telefónica de la Secretaría de Estado de Su Santidad para la Madre Reverenda Provincial, y el motivo era siempre el mismo: un fugitivo, una familia perseguida que necesitaba acogida, protección, ayuda. A los representantes del Papa no se les debía decir que no…».
«Judíos, fascistas, soldados, carabinieros y burgueses buscaban refugio en los institutos religiosos –se lee en el registro de la crónica del monasterio de Santa María de los Siete Dolores–, que con gran peligo abrían sus puertas para salvar vidas humanas. Este es el deseo, pero sin obligaciones, del Santo Padre Pío XII, que ha sido el primero en llenar de refugiados el Vaticano (la Villa de Castelganfolfo y San Juan de Letrán)».
Nunca se ha encontrado una orden escrita por el Papa al respecto, y es probable que nunca se encuentre. Pero el hecho de que entre doscientos conventos, institutos religiosos y monasterios hayan abiertos sus puertas y quitado la clausura, en algunos casos, para que pudieran entrar más de 5000 perseguidos demuestra que existió una indicación desde arriba.
«El deseo, pero sin obligaciones» de Pío XII era albergar a judíos o fugitivos que huían de los nazis, y ello implicaba exponerse y exponer a las demás religiosas y religiosos. Por ello no hubo ninguna orden, sino una invitación, un deseo. Esa misma invitación que Papa Pacelli siempre había pronunciado en público, en sus discursos durante la guerra dijo que estaba contento de haber podido ayudar a las personas perseguidas.
Fuente: ANDREA TORNIELLI-(©LAPRESSE) Artículo originalmente publicado por Valores Religiosos