“Rencor no siento, pero quiero saber por qué lo hicieron”
El pasado domingo se recordó un nuevo año del genocidio Armenio, desatado hace 100 años. El Papa Francisco, en el día de la Divina Misericordia, presidió la misa para los fieles de rito armenio para conmemorar el centenario de este genocidio. Por su parte, el 23 de abril, se llevó a cabo la liturgia de canonización de las víctimas del Genocidio armenio que alcanzan más de un millón y medio de cristianos.
Eduardo Katcherian es Argentino, vive en Buenos Aires, tiene 74 años y es el hijo de una de las únicas sobrevivientes del genocidio que viven en nuestro país. Lucin Katcherian el próximo domingo, en coincidencia con la fecha conmemorativa de la masacre turca, cumplirá 105 años. Su doloroso testimonio de superación y perdón vale la pena ser contado.
“Hubo dos huídas que le marcaron la vida” relata Eduardo: en su pueblo natal durante el comienzo del conflicto bélico, con 5 años de edad, huye en tren hacia Damasco junto a sus padres ante la invasión del ejército turco. Logran salvarse sobornando a un soldado que les permite descender del tren. Se dice que ese tren fue al desierto donde el pueblo armenio sufrió la mayor masacre. Allí, sin escrúpulos, los soldados acuchillaron a todos los civiles que caminaban buscando un refugio” cuenta Eduardo en diálogo con Radio María recogiendo las dolorosas historias relatadas por su madre.
“Ya estan en Damasco mi abuelo se entera que se normalizó la aldea donde vivían. Vuelven y allí encuentran todo devastado. Ahí mi abuelo sufre un ataque de depresión y queda hemipléjico. En ese interín comienzan las hostilidades y esta vez huye hemipléjico en un carro con su esposa a caballo y sus hijos. En el trayecto tienen un accidente en donde su mujer embarazada pierde la vida. Con un nuevo soborno y tras muchos peligros logran llegar al Líbano en donde la familia se salva”. Mi abuelo fallece y los 6 hijos quedan huérfanos. Allí la hermana mayor, tomó a su hermana (mi madre) como hija adoptiva. Junto a sus hermanos deciden venir a América, hacia el año 23″. Allí la familia se dispersa y Lucin Katcherian llega a la Argentina.
“Cada 12 de abril, día en que se conmemora el comienzo del genocidio, me pregunta “¿hasta cuándo voy a vivir?”. Mi madre es una mujer muy inquieta y frente a su dolorosa historia de persecución y destierro dice “rencor no, pero quiero saber por qué lo hicieron” cuenta Eduardo, descendiente de un pueblo de minoría cristiana masacrado.
Artículo originalmente publicado por Radio María