Una interpretación de lo que significan el paraíso, el árbol del bien y del mal, la serpiente,… que aparecen en el Génesis de la Biblia
¿Qué es el Edén? ¿Realmente existió? ¿Qué significa? Esta es la interpretación que ofreció a Aleteia el teólogo Silvio Barbaglia.
El paraíso terrenal, el Edén ¿qué es?
Ya la expresión “paraíso terrenal” dice mucho sobre la imagen de un lugar armónico donde todo está bien, se vive feliz en una comunión que luego se rompe por el pecado y que asume el carácter de mito.
Hablamos de “paraíso” porque proviene de la palabra hebrea pardés que significa jardín. La idea es la de una libertad de vida perdida que se debe reencontrar y hay una línea de interpretación que sigue este camino.
En cambio…
Los así llamados “textos originales” –de la creación, de Caín y Abel– han sido definidos así por la exégesis cuando se comenzó a dividir la escritura del Pentateuco por las tradiciones precedentes.
Son textos estudiados con la explícita voluntad de encontrar la raíz original de la que venimos. No estoy de acuerdo en que su posición al inicio de la Escritura sirva para hacerlos funcionar como textos originales.
Considero que, al cambiar el arco de lectura completo – que parte del Génesis y llega hasta el Segundo Libro de los Reyes, es decir el momento de la destrucción de Jerusalén y la deportación a Babilonia del pueblo de Judá-, se puede decir que la voluntad última de la redacción fue realizar una obra historiográfica de un pueblo obligado a reconstruir una esperanza en un momento desesperado, a través de la recuperación de la memoria.
Todo esto quiere decir que el texto del Edén no sirve para contar los orígenes, no es el punto de partida, sino el punto de llegada porque ayuda a visualizar lo que como pueblo quisiera que sucediera en mi futuro.
El jardín en donde todo es creado bueno representa la esperanza que representa ese estado en que yo ya no vivo.
¿El jardín es también un lugar físico?
Tenemos del jardín una idea naturalista, de un lugar algo inculto y salvaje. En realidad la cultura de los jardines es una cultura de las ciudades: los jardines eran plantados y cercados y esto sucede con la civilización.
Poner un jardín al inicio de la creación no significa ofrecer una imagen idílica, sino introducirse en una visión organizada de la historia.
El Edén no se coloca en Mesopotamia, como algunos piensan o también en Armenia: el jardín descrito por el libro del Génesis representa la Tierra Santa y el Templo de Jerusalén.
Este es el lugar en que Dios está y establece la comunión “con” y en donde decidió habitar.
Si el Edén es Jerusalén y el Templo, cambia todo: es este el lugar desde donde Israel es expulsado con la deportación a Babilonia, fuera de la comunión con Dios, porque hubo el pecado de la idolatría.
¿Qué representa el árbol del bien y el mal?
Los árboles en el jardín son dos: el de la vida y el del conocimiento del bien y el mal, pero la atención se concentra en el segundo.
Cuando son expulsados del jardín, Adán y Eva son iguales a Dios –tenía razón la serpiente– porque comieron del árbol del conocimiento, pero no son iguales a Dios respecto a la vida, porque no pudieron extender la mano hacia el árbol de la vida.
Extender la mano hacia el árbol del conocimiento del bien y el mal ha significado preferir a la serpiente, la idolatría –que es el camino de la muerte– en lugar de a Dios que es el camino de la vida.
Tú eres libre de escoger entre la vida y la muerte, entre Elohim y la serpiente, que están presentes en el Edén.
Por lo tanto ¿la serpiente representa la idolatría?
Un particular tipo de idolatría. Según la nueva tesis que propongo se trata de adivinanza. En las intenciones originales la serpiente es símbolo de los cultos idolátricos cananaicos y de las artes adivinatorias, en que el hombre busca entender los secretos de Dios, en lugar de vivir la relación con Él que asegura la vida.
En la base de esta explicación hay un juego terminológico que hace referencia al Segundo Libro de los Reyes y al rey Ezequiel que hizo todo lo que le agradaba al Señor.
En la práctica borró las acciones de idolatría en Jerusalén y destrozó a Necustán, la “serpiente de bronce” hecha por Moisés en el desierto para sanar de la mordida de las serpientes.
Necustán es una palabra que tiene la misma raíz que la “serpiente” del Génesis. Su hijo Manasés, en cambio, realizó las peores iniquidades y restableció la adivinanza en Jerusalén. La palabra hebrea adivinanza tiene las mismas consonantes que serpiente.
Todo esto sirve para entender el así llamado Protoevangelio en donde se habla de la mujer cuya estirpe aplastará la cabeza de la serpiente, pero ésta les herirá el talón: se piensa en la Inmaculada Concepción, pero a través de una serie de transmisiones e interpretaciones, debería en cambio ser identificada con la madre de Ezequiel, el más grande rey de Judá porque ha extirpado la idolatría de Jerusalén que luego vuelve con el hijo Manasés.
El mal que había sido expulsado volvió, así como la serpiente aplastada acecha el talón.
La idolatría es la que provoca la expulsión de Judá de Jerusalén-Edén y el exilio a Babilonia porque no fue fiel.
¿Qué le dice la narración bíblica a nuestro tiempo?
Los elementos textuales pueden ser releídos a varios niveles y repropuestas. Sobre el jardín que se convierte en la ciudad y la responsabilidad del hombre ¿qué significa la responsabilidad política y social de cultivar y custodiar que son los verbos típicos de Dios, “custodio de Israel”?
Cultivar, a su vez, viene del verbo del culto, es decir, servir a Jerusalén en el Templo. Estas declinaciones son grados de responsabilidad del hombre en la historia.