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Vegetarianos, porque somos católicos

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Chiara Santomiero - publicado el 04/06/15
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“Nuestro carisma es la compasión por todos los seres vivos”Para algunos son simplemente los que no quieren que se coma carne de cordero en Pascua, algunos otros los confunden como exponentes ingenuos de algún grupo “paz y amor”, alguno niega la legitimidad misma de su opción en cuanto cristianos,… la Asociación Católicos Vegetarianos (ACV), nació en 2009, y ya antes de ser conocida provocaba debate.

Está presente en casi todas las regiones italianas con grupos de oración, iniciativas en las escuelas y eventos de sensibilización en el territorio. Su lema es: “Amamos tanto la creación que la respetamos, amamos tanto la vida que no se la quitamos a nadie”.

La base de la opción de vida de los católicos vegetarianos, como explica para Aleteia Marilena Bogazzi, del Comité de Presidencia ACV, es la Palabra.

¿Quiénes son los católicos vegetarianos?

Laicos y consagrados que se encuentran para rezar por la creación. Nuestro carisma es la compasión por todos los seres vivos. Hemos adoptado un estilo de vida vegetariano que tiene sobre todo una base bíblica.

Del pasaje del Génesis 1,29 – “Dijo Dios: Ved que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la haz de toda la tierra, así como todo árbol que lleva fruto de semilla; para vosotros será de alimento” -, se entiende que el proyecto original de Dios era un proyecto de no violencia hacia toda la creación, comprendiendo una opción vegetariana.

A esto se añade un elemento de tipo ético: la opción carnívora es totalmente legítima en una perspectiva humana y cristiana, pero en la amplia posibilidad de comida para alimentarse, nosotros preferimos dar espacio a la opción menos violenta y que, por lo tanto, no implique matar animales, criaturas vivientes.

¿Cuáles son los objetivos de la asociación?

Nos movemos dentro de la comunidad eclesial para sensibilizar a la atención y la oración por la creación. Y tenemos un objetivo de evangelización: muchas personas de sensibilidad ecológica, animalista o vegetariana son a menudo críticas con la Iglesia porque la acusan –por otra parte, injustamente– de no ocuparse de estos temas.

Por eso estamos en constante diálogo con otras asociaciones para ofrecer un testimonio cristiano sobre esta opción: se puede ser cristianos y vegetarianos de manera coherente.

Hay quien dice que no se puede ser cristianos y vegetarianos…

Realmente respetando las opiniones de todos, nuestra referencia es al magisterio de los obispos y hemos encontrado pastores que nos acogen y nos guían en nuestro camino. No es casualidad que nuestro periódico trimestral se llame Vegetarianos por católicos.

El ámbito en que nos movemos no está exento del riesgo de crear confusiones peligrosas y no falta quien usa el vegetarianismo para diversos objetivos o incluso en clave esotérica. Nosotros actuamos para evitar esta confusión.

El cristiano puede ser vegetariano sin necesidad de tener que emigrar hacia quién sabe cuáles orillas espirituales, con el riesgo de emprender caminos que obstaculicen su misma fe.

¿De qué manera vuestra opción vegetariana puede ser propuesta a todos, incluso los no creyentes?

El tema de la Expo de Milán es Nutrir el planeta, energía para la vida. Nuestro testimonio indica que la nutrición que le interesa a la persona y al planeta es más amplia que sólo la necesidad física: el hombre necesita nutrir el cuerpo, el espíritu, el alma.

La opción vegetariana tiene un valor bíblico y ético, pero también una consecuencia directa sobre el medio ambiente y un reflejo importante de solidaridad: se sabe cómo la industria zootécnica es la causa de un importante impacto contaminante que es absolutamente reducido a sentencias de catástrofes.

El sistema de suministro de alimentos animales, además, provoca un empobrecimiento del así llamado Tercer Mundo.

Desde hace tiempo la FAO denuncia cómo muchos recursos alimenticios, si en lugar de ir directamente a la ganadería intensiva, fueran destinados a la alimentación humana, se lograrían pasos decisivos hacia la eliminación del hambre en el mundo.

La opción de una alimentación vegetariana toca aspectos más profundos que el aparente rechazo de comer cordero en Pascua.

¿Qué esperan de la encíclica del papa Francisco sobre la creación, Laudato si?

Esperamos que la encíclica contribuya a promover la sensibilidad en torno a la dignidad de cada criatura. Incluso sin llegar al vegetarianismo, todos estamos llamados a descubrir el papel que la Biblia asigna al hombre en relación con los animales: el Señor invita a darles nombre y a custodiarlos.

El ser humano debe volverse cada vez más consciente del propio papel de custodio de la vida y la creación.

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