Violentísima semana en la que los salvadoreños fueron testigos y/o víctimas de la quema de microbuses del transporte público
Desde el domingo 26 de julio, los salvadoreños han sido testigos de la quema de microbuses del transporte público, del asesinato de motoristas provenientes de la fuerza de orden público y de amenazas a los transportistas que culminaron en un paro de buses que afectó a gran parte de la ciudadanía.
Ante una situación de caos y de crimen, los obispos agrupados en la Conferencia Episcopal de El Salvador (CEDES) manifestaron el pasado viernes, mediante un comunicado de prensa, su "dolor y cercanía" con las víctimas de la violencia, al tiempo que urgieron al gobierno y a los partidos políticos a poner fin a esta situación que está afectando la vida de miles de familias salvadoreñas.
Víctimas directas e indirectas
El pronunciamiento realizado por la Iglesia católica de este país centroamericano se hace público luego de una violentísima semana en la que los salvadoreños fueron testigos y/o víctimas de la quema de microbuses del transporte público, del asesinato de ocho motoristas y de amenazas a los transportistas que culminaron en un paro de autobuses del transporte público que afectó a gran parte de la ciudadanía.
Según la página web del periódico La Prensa Gráfica "el comunicado girado por los obispos rompe los tradicionales protocoles de la iglesia salvadoreña, que hace sus anuncios o conferencias el día domingo, luego de liturgia dominical. Hoy, la iglesia se ha adelantado para pronunciarse ante la grave situación de violencia que atraviesa el país, y que se acrecentó durante la última semana del mes de julio".
No darse por vencidos
El comunicado de la CEDES destacó, entre otras cosas, la "actitud valiente y generosa de la población salvadoreña que, a pesar de los problemas por los que atraviesa, no se doblega y sigue adelante en el cumplimiento de sus deberes", en relación a las proezas que ha tenido que realizar la población para acudir a sus trabajos.
En el acontecer diario durante el paro, los trabajadores salvadoreños buscaron cualquier tipo de alternativas para llegar a su destino, acudiendo a las más arcaicas formas de transporte, ante el paro de los autobuses de transporte público por las amenazas criminales.
"En este momento de mucho sufrimiento, dolor y luto, les animamos a no darse por vencidos. a fortalecer su fe y mantener la esperanza", dijeron, en una parte del comunicado, los prelados salvadoreños
Además, los obispos hicieron un llamado a unirse en oración por la paz, y a aquellos que "han optado por la violencia"; los instaron a "deponer esa actitud". "Les advertimos que de todas nuestras acciones daremos cuenta ante el tribunal de Dios, y que nadie escapará de la justicia divina".
Al Estado y a los partidos políticos les solicitaron actuar con responsabilidad a favor de la ciudadanía y dejar a un lado los "ataques mutuos que generan más división en el pueblo".
La normalidad vuelve poco a poco a El Salvador, pero con la amenaza latente de los grupos delincuenciales, las pandillas y otros movimientos criminales, que han puesto la economía salvadoreña, al menos durante esta semana, al borde del caos.