El amor adolescente y las redes sociales, un coctel explosivo“¡No me textea de vuelta! ¿Será que ya no me quiere? ¿Qué está haciendo ahora? ¿Estará con otro(a)? Si no hago lo que me pide, ¿seguirá conmigo? Cuando no estoy con él/ella, me aburro, no sé qué hacer, ¡siento que no respiro! ¡No puedo dejar de pensar en él/ella! ¡Nada me interesa sino estar con él/ella! Si me conociera realmente como soy por dentro, ¿seguiría conmigo? Si tenemos relaciones, ¡seremos el uno para el otro para siempre!”
Las redes sociales están cambiando las relaciones amorosas entre los adolescentes, y no siempre para bien. Lo explica al diario español ABC la pedagoga Nora Rodríguez:
“El control permanente que permiten el WhatsApp, Twitter, o Instagram hace que los nativos digitales controlen a la pareja de una forma absoluta y donde se la somete a un ahogo total… Saben a qué hora se ha acostado, qué ha comido… esto ha provocado un completo y peligroso rediseño del concepto amor en todas las edades, pero más delicado en los jóvenes”.
Las posibilidades de interacción y visibilidad que ofrecen las redes sociales, unida a la inmadurez y fragilidad del enamoramiento adolescente, puede convertir las primeras experiencias amorosas en auténticas tragedias personales.
A los chicos y chicas, “las visibilidad que otorgan las redes sociales les permite ejercer un poder psicológico, haciendo sufrir a la pareja mediante actitudes de indiferencia, abandono, u otras formas de violencia sutiles que generan dependencia emocional”.
Nora Rodríguez explica que “hay un nuevo perfil de chico controlador y maltratador, que no es el chico torpe, con mala cara… pueden ser chicos muy educados, incluso que mantienen un discurso de liberación de la mujer. Es el típico perfil de adolescentes que se criaron solos, porque ambos padres trabajaban, y no tenían a un adulto empático que funcionara como modelo”.
Para esta experta, “hay que hacer una educación urgente de la afectividad”. Esto debe comenzar en la infancia: “es inaceptable es que las niñas de hoy estén hipersexualizadas, y maltraten su cuerpo desde los 10 años”.
A los chicos también les pasa, aunque de otra forma: “No se trabaja la masculinidad desde una figura paterna como modelo, sino desde el rediseño corporal, y dese el desprecio o la aniquilación del propio cuerpo”.
Los chicos a los que no se les han educado las emociones, en la adolescencia y con las redes sociales al alcance de la mano, pueden convertir la primera experiencia amorosa en una auténtica pesadilla.
Hay que transmitir a los adolescentes que el amor sano “es aquel que te permite disponer del propio tiempo y de hacer cosas sin sentirse culpable y que nadie te culpe”.
“El amor reflexivo permite que sea una experiencia afectiva buena, que te sientas bien mientras que el irreflexivo, por contra, tiene muchas probabilidades de que se convierta en una mala experiencia”, concluye la experta.