El papá, la mamá y dos hijos desean al pontífice buen viaje a CubaAntes de partir a Cuba, el Papa Francisco recibió en la mañana del sábado en su residencia de Santa Marta la visita de la familia de refugiados sirios acogida en el Vaticano.
Los nuevos huéspedes del Santo Padre en el territorio pontificio son papá, mamá y dos hijos, católicos de rito greco-melquita, procedentes de Damasco.
Quisieron dar las gracias al Papa Francisco por la acogida y desearle buen viaje a Cuba y Estados Unidos, poco antes de que el Papa Francisco se dispusiera a subir al automóvil que le llevaba al aeropuerto de Fiumicino. Estaban acompañados por el limosnero pontificio, el arzobispo Konrad Krajewski.
La familia, huida de la guerra, está acogida en un apartamento cerca de la Basílica de San Pedro. Monseñor Krajewski explicó que los prófugos entraron en Italia justo el domingo en que el Papa Francisco, al final de la oración del Ángelus, dirigió un llamamiento para acoger a una familia en cada parroquia, comunidad religiosa, monasterio y santuario.
La familia pertenece al patriarcado de Antioquía y proceden de Damasco. Monseñor Krajewski informó de que se puso en marcha inmediatamente el procedimiento para la petición de protección internacional. Dado que en base a la ley, durante los primeros seis meses de la presentación de la petición de asilo, los que piden esta protección internacional no pueden trabajar, en este periodo serán asistidos y acompañados por la comunidad parroquial de Santa Ana, la parroquia del Vaticano.
Una segunda familia de prófugos encontrará próximamente hospitalidad y acogida por parte de la otra parroquia vaticana, la de San Pedro.
El arzobispo reveló que para socorrer a las personas que huyen de la guerra y del hambre, desde hace muchos años los Pontífices, a través de la Limosnería apostólica, han contribuido al pago de tasas para conseguir el primer permiso de residencia para refugiados a través del Centro Astalli dirigido por los jesuitas de Roma.
En 2014 se entregaron casi 50.000 euros. Y la Limosnería apostólica — recordó monseñor Krajewski — siempre en nombre del Papa, ayuda diariamente a numerosos prófugos, personas individuales y familias, y contribuye a proveer a las primeras necesidades, también sanitarias, en muchos centros de acogida romanos.
Según informa “Famiglia Cristiana”, el limosnero ha dado a conocer que desde hace algunos días, un ambulatorio móvil donado hace años al Pontífice, hasta ahora utilizado durante las celebraciones y audiencias papales, fue puesto a disposición algunas veces a la semana para asistir a prófugos en diversos centros de acogida en las periferias de Roma. Los voluntarios que se ocupan de ella — médicos, enfermeros y guardias suizos — dependen del Estado de la Ciudad del Vaticano y de la universidad romana de Tor Vergata y miembros de la Asociación del Instituto de medicina solidaria.