Republicanos y demócratas planean evitar que los congresistas que buscan notoriedad atosiguen al Papa
Si usted no ha podido conseguir una entrada para ver en directo al Papa Francisco mientras visita Estados Unidos esta semana, anímese. Incluso gente teóricamente “mejor situada” va a tener serios problemas para acercarse a él.
Se dice que los líderes del Congreso planean actuar como las monjas de las escuelas parroquiales, con la regla en la mano.
El primer discurso de un papa a una sesión conjunta es un acontecimiento histórico. Los hombres importantes del Congreso no se fían de que, como sucede en el discurso anual del Estado de la Unión, se convierta en un circo, con todo el mundo compitiendo por hacerse la foto con “el hombre del momento”.
“Les preocupa que muchos miembros no se comporten como es debido cuando el Papa Francisco llegue al Capitolio”, escribe Hawkings en el CQ Roll Call. “Por esto, se preparan medidas extraordinarias para mantener el decoro”.
Los dirigentes de ambos partidos enviaron a sus miembros en ambas cámaras el siguiente mensaje: “Solicitamos respetuosamente que, por respeto a los horarios del Papa y al discurso que realizará, nos ayuden absteniéndose de apretones de mano y charlas en los pasillos centrales”.
Pero no contentos con ello preparan medidas adicionales para asegurar una visita “elegante”. Véase:
Se buscan alrededor de 50 miembros conocidos por su paciencia y buen comportamiento. Prometerán mantener las manos en los bolsillos. Como dicta el protocolo papal, deberán vestir de negro (con faldas por debajo de las rodillas en el caso de las mujeres). Entrarán apenas se abran las puertas y ocuparán los tres escaños más cercanos a ambos lados del pasillo en cada una de las ocho filas.
El objetivo de esto es crear una especie de “muro de contención” entre el Papa y los que pudieran invadir su espacio personal. Se prohíben terminantemente los “selfies”, gritos de entusiasmo y fotografías con flash.
Más allá de un aplauso amable y acogedor, se espera silencio por parte de las damas y caballeros de cada uno de los 50 estados, y de los invitados. “No se trata solo de que el Papa pueda pronunciar su discurso dentro del tiempo asignado (y en un idioma que no domina con fluidez). Se quiere evitar cualquier contraste entre los aplausos que pueda suscitar por un lado y el posible silencio por el otro si toca temas en los que están en desacuerdo los partidos”, dice Hawkings.
“Aunque se sabe que todo lo que diga será automáticamente interpretado en clave de política interior, se trabaja por crear un ambiente que trascienda esto lo más posible”.
Con todo, en la cámara habrá un escaño vacío. Associated Press ha informado de que Paul Gosar, congresista republicano por Arizona, pretende boicotear el discurso de Francisco, ya que existe la posibilidad que se centre en el cambio climático.
“Si el Papa quiere dedicarse a luchar contra el cambio climático, que lo haga en su tiempo libre”, afirma Gosar. Defiende que el Papa debería aprovechar su visita al Congreso para hablar de la libertad religiosa y la santidad de la vida.
Se espera una gran muchedumbre en el Capitolio. Miles de personas podrán seguir el discurso del Papa, emitido a través Jumbotrons en la fachada oeste para los que logren conseguir entradas. Después de hablar al Congreso, el Papa se asomará a esa fachada para saludar a la multitud allí reunida. Se estima que su visita al Capitolio dure, en definitiva, 90 minutos.