“No es fácil…”, pero “donde hay sueños, donde hay alegría, ahí está siempre Jesús”, afirma el Papa al visitar una escuela de Nueva YorkLa espontaneidad y el buen humor caracterizaron el encuentro que el Papa Francisco mantuvo la tarde de este viernes 25 de septiembre con inmigrantes en una escuela de Nueva York.
“No siempre es fácil tener que trasladarse y encontrar una nueva casa, encontrar nuevos vecinos, amigos; no nada fácil, pero hay que empezar. Al principio puede ser algo cansador…”, reconoció el Papa ante un grupo de personas inmigrantes que viven en los Estados Unidos y de personas que las ayudan.
El Obispo de Roma conectó no sólo con los pequeños –que fueron los primeros en recibirle en la escuela, y le mostraron su trabajo y su cercanía- sino también con sus padres, con sus profesores, y con tantos emigrantes en todo el mundo que recuerdan cómo Francisco afirmó, al ser recibido por el presidente Obama, que llegaba a los Estados Unidos como hijo de inmigrantes.
El Papa reconoció las dificultades de “aprender un nuevo idioma, adaptarse a una nueva cultura, un nuevo clima”. Pero al mismo tiempo, recordó que al emigrar, “lo bueno es que también encontramos nuevos amigos”, encontramos personas que nos abren puertas y nos muestran su ternura, su amistad, su comprensión, y buscan ayudarnos para que no nos sintamos extraños, extranjeros”.
También destacó “todo el trabajo de gente que nos va ayudando a sentirnos en casa, aunque a veces la imaginación se vuelve a nuestra patria, pero encontramos gente buena que nos ayuda a sentirnos en casa”.
En su discurso, Francisco citó al pastor Martin Luther King, recordando sus famosas palabras “Tengo un sueño” y su lucha por la igualdad de oportunidades para todos.
“Es hermoso tener sueños y poder luchar por ellos –dijo-. Hoy queremos seguir soñando y celebramos todas las oportunidades que, tanto a ustedes como a nosotros los grandes, nos permiten no perder la esperanza en un mundo mejor, con mayores posibilidades”.
Seguramente muchos de los que estaban en esa escuela esta tarde sentían que estaban cumpliendo un sueño al poder tocar, abrazar, hacerse un “selfie” con Francisco, un Papa que entiende a los inmigrantes, los escucha y los defiende ante las más altas instancias.
Francisco reiteró la importancia de los sueños al afirmar que “donde hay sueños, donde hay alegría, ahí siempre está Jesús, siempre. En cambio, ¿quién es el que siembra tristeza, el que siembra desconfianza, el que siembra envidia, el que siembra los malos deseos? ¿Cómo se llama? ¡El diablo!”.
“¡El diablo siempre siembra tristeza porque no nos quiere alegres, no nos quiere soñadores! –añadió-. Donde hay alegría está siempre Jesús. Porque Jesús es alegría y quiere ayudarnos a que esa alegría permanezca todos los días”.
El Papa les dejó a los presentes unos deberes antes de marcharse: “No se olviden de rezar por mí para que pueda compartir con muchos la alegría de Jesús. Y recemos también para que muchos puedan disfrutar de esta alegría como la que tienen ustedes cuando se sienten acompañados, ayudados, aconsejados, aunque haya problemas, pero hay la paz en el corazón de que Jesús nunca abandona”.