Se presentó el verdadero rostro de San Juan MacíasEl científico Cícero Moraes, miembro del equipo de Antropología Forense y Odontología Legal ( Ebrafol ) develó el rostro de Juan de Arcas Sánchez, inmigrante español que se santificó por su amor a los pobres en Perú.
Conocer el rostro, no afecta la fe de quien lo aprecia. Más que de un Santo, ésta es la representación de una persona, que forma parte de la historia del Perú, con estas palabras el diseñador en 3D, especializado en reconstrucción facial, entregó a los religiosos de la Orden de Predicadores, el verdadero rostro del “Padre de los Pobres”, “Patrón de los inmigrantes”, y “Abogado de las almas del purgatorio”.
Rostro de un hombre santo
Las pinturas post Mortis del santo, que ingresa a la Orden Dominicana de la Provincia de San Juan Bautista del Perú en el año 1622, nos hablan de una persona de mediano cuerpo; rostro blanco, facciones menudas, frente ancha, algo abultada, partida con una vena gruesa, cejas pobladas, ojos modestos y alegres,nariz algo aguileña, las mejillas enjutadas y rosadas, y la barba espesa y negra. Hoy comprobamos con la develación del rostro, las características de su fisonomía.
El rostro se develo en una misa presidida por Mons. Adriano Tomasi, Obispo Auxiliar de Lima y concelebrada por el Prior del Convento Luis Enrique Ramirez, y los religiosos de la Orden de Predicadores, el sábado 26 de setiembre.
La Santidad en tiempos modernos
El hallazgo, presentado en la Basílica Del Rosario del Convento de Santo Domingo, nos habla de un hombre, que en la puerta del convento esperaba a los pobres para alimentarlos. Un rosario y un canasto de pan, era lo que el Santo llevaba siempre entre sus manos.
Juan era un hombre que rezaba 15 rosarios al día. Dedicado a la oración, siempre tenía algo que ofrecer a los pobres. Su devoción no es muy conocida en Perú, pero gracias a éste aporte de la ciencia, más personas se interesarán por su labor.
Nació en Ribera de Fresno (Badajoz) el año 1585. Emigra a América del Sur, en Lima toma el hábito de hermano cooperador dominico en 1622, cuando contaba con treinta y siete años.
Su vida se distingue por una gran pobreza, humildad y caridad, es una persona sencilla y siempre abierta al cambio de vida. Fue portero del convento durante veinticinco años.
San Juan Macías murió en Lima el 15 de septiembre de 1645. Su cuerpo se venera en la basílica del Santo Rosario. Fue beatificado por Gregorio XVI en 1813 y canonizado por Pablo VI el 28 de septiembre de 1975.
“Era de mediano cuerpo, el rostro blanco, las facciones menudas, la frente ancha, algo abultada, partida con una vena gruesa, que desde el nacimiento del cabello, del que era moderadamente calvo, descendía al entrecejo, las cejas pobladas, los ojos modestos y alegres, la nariz algo aguileña, las mejillas enjutadas y rosadas, y la barba espesa y negra” (Según su contemporáneo el P. Meléndez, Tesoros Verdaderos de las Indias, tomo III, Libro IV, Cap. XXV, Pág. 590)
Juan era un hombre que rezaba 15 rosarios al día. Dedicado a la oración, siempre tenía algo que ofrecer a los pobres. Su devoción no es muy conocida en Perú, pero gracias a éste aporte de la ciencia, más personas se interesarán por su labor.