Una silla que más bien parece una obra de arte. Este es el regalo que han hecho los presos del Centro Correccional de Curran-Fromhold, en el noreste de Filadelfia, al recibir este domingo al Papa Francisco.
“¡La silla que han hecho: muy linda, muy hermosa, muchas gracias por el trabajo!”, reconoció el pontífice, apreciando la calidad del trabajo realizado, en el momento en que saludaba a los presos.
La silla ha sido realizada por detenidos que en este penal han aprendido y se ejercen en la carpintería.
La prisión acoge a unos 8 mil reos, de los cuales 1.200 se reconocen como católicos.
La silla de nogal, tallada a mano, es una auténtica obra maestra artesanal. Un trabajo de gran detalle, que encuentra en el escudo del pontificado de Francisco su nota caracterizadora.