Te pueden llevar a interpretar erróneamente los acontecimientos de la vidaCada persona tiene una manera específica de aproximarse a la realidad. Existen diversos filtros mentales que pueden decodificar erradamente la información o acontecimientos de nuestro entorno.
En el ámbito laboral es frecuente leer la realidad desde el “filtro negativo” en el cual se acentúan los errores propios o ajenos y se dejan de ver los aspectos positivos o virtudes. Es como una lupa que está constantemente agrandando los defectos que afectan los juicios que se emiten.
Este modo de proceder se alimenta o relaciona en muchos casos con otro filtro que es el de la “polarización”, que tiende a exagerar o absolutizar la situación sin detectar los matices y complejidades que están presentes. Algunos ejemplos de tal polarización son: “Yo siempre arruino todo”, “Siempre me rechazan”, “No le agrado a nadie”, “Todos me odian”.
Otro filtro muy frecuente entre los trabajadores es el de creerse “víctima” de circunstancias externas en las que deslinda cualquier responsabilidad propia. Su jefe o sus compañeros de trabajo terminan siendo los culpables: “Es que no me entienden”, “No me avisaron”, “¿Por qué me exigen tanto?”
Esto puede llevar a personalizar distintas circunstancias como si estuviesen dirigidas exclusivamente a las personas afectadas: “La vida ha sido injusta conmigo”. “¿Por qué solo me pasa a mí?”. Dichos procesos mentales llevan a la persona a compararse con los demás.
Una autoestima baja, una visión catastrófica y un vano perfeccionismo en el cual la persona cree que es inaceptable cometer errores generalmente alimentan estas ideas.
Si bien puede haber factores duros o errores de terceros, esto no justifica una visión pasiva ante las dificultades. Se debe más bien apostar por educar la conciencia, fortalecer la voluntad y orientar la libertad hacia el bien.
El detectar dichos procesos mentales requiere una toma de conciencia de las situaciones en las que se dan los pensamientos distorsionados y las maneras como solemos reaccionar para poder contraponer criterios y acciones apropiadas. De esta manera podremos ir caminando hacia una visión realista y a la vez esperanzada de nosotros mismos asumiendo la responsabilidad de nuestras acciones.
Carlos Muñoz Gallardo
Artículo originalmente publicado por Centro de Estudios Católicos